Cuando HG Wells escribió La isla del Doctor Moreau en 1896 no imaginaba que más de un siglo más tarde el solo nombre de su novela sería motivo de mil anécdotas y burlas por parte de la gente que no sabe lo que pasó en el rodaje de la fatídica adaptación de 1996. Si no habéis visto el documental Lost Soul os invito a hacerlo, porque es demencial. Podríamos elegir mil pequeñas cosas que pasaron durante la película, empezando por la elección del director, John Frankenheimer, a solo dos semanas de empezar el rodaje, pero hemos elegido una de las menos conocidas.
¿Estás ciego o qué?
Todo empieza con Ron Perlman, que en aquel entonces aún no había dado el bombazo absoluto en Hollywood, escuchando que en la nueva versión de La isla del Doctor Moreau iba a participar un ya anciano Marlon Brando. Y claro, no se lo quiso perder por nada del mundo. Quería verle actuar, aprender de él, era su ídolo al fin y al cabo, y aceptó un papel en el que iría siempre maquillado. Pero pese a todo, estaba dispuesto a dejarle deslumbrado. Spoiler: sale mal.
Y es que la película fue un error desde su propia concepción, como sabemos ahora, desde Bruce Willis marchándose a última hora por su divorcio con Demi Moore hasta un Brando que se negaba a aprenderse nuevas líneas de guion, encerrado en su tráiler en lugar de rodar. Mientras tanto, Perlman había tenido una idea para su personaje: le interpretaría como si estuviese ciego. No con unas gafas de sol, no: con la pura actuación.
New Line Cinema
Pero Brando no entendía nada, porque nadie le informó de que Perlman iba a actuar como si estuviera ciego. De hecho, intentó echarle varias veces del rodaje por ser un malísimo actor que no paraba de gesticular. Un día se dio cuenta y dijo "¿Estás haciendo tu personaje ciego?", a lo que Perlman contestó "Marlin, desde los últimos cinco días, ¿te estás dando cuenta ahora?". Según quien cuenta la historia, contestó "Sí, perdona, tengo otras cosas en mi cabeza" o "¡Joder! ¡Todo este tiempo pensaba que eras retrasado y no sabías actuar!". Ojalá lo segundo. La comedia lo necesita.
