De Steven Spielberg tenemos muy claros sus logros profesionales, pero de su vida personal sabemos muy poquito. Quién sabe si quizás hubiera sido una mujer estaríamos más al día de lo que se cuece en su casa de puertas para dentro, pero no creo, ¿no?
El caso es que yo he descubierto gracias a la revista estadounidense People, que le gusta hurgar mucho en todo lo que no sean cuestiones laborales de las "celebrities", que además de haberse casado en dos ocasiones tiene siete hijos. Sí, sí, has leído bien, ¡SIETE! Y eso que al parecer en un inicio lo de la paternidad no era para él, pero claro, según la publicación tras rodar E.T. se le ablandó un poquito el corazón y vio que quizás sí que estaba hecho para explorar también esa faceta de su vida. De hecho, sabemos que el filmógrafo trabaja de forma muy diferente cuando tiene que rodar con los más pequeños.
El director se casó primero con la actriz y cantante Amy Irving, una de las protagonistas de Carrie, y con ella tuvo un hijo, Max, de 38 años, pero más tarde volvió a casarse con la también intérprete Kate Capshaw, que tiene en su haber entre otros títulos Indiana Jones y el Templo Maldito. Cuando ambos se dieron el "sí, quiero", Spielberg adoptó a los hijos que ella tenía de su relación anterior, incluida la actriz Jessica Capshaw, Arizona en Anatomía de Grey.
Además de eso, ellos tuvieron cuatro hijos juntos: Sasha, Sawyer, Mikaela y Destry, estas dos últimas de 27 años, la primera adoptada cuando nació. Sin embargo, y a pesar como ella misma comenta, según People, de haber tenido todo el cariño y el amor de sus padres y hermanos, su vida ha sido bastante difícil y diferente al resto de su familia más cercana.
En una conversación con el diario británico amarillista The Sun, la joven confesó que cuando era niña había sufrido acoso sexual a través de internet, es decir, "grooming", y abusos por parte de "depredadores". No obstante, se encargó de aclarar que nada de esto le había sucedido en el círculo familiar ni en el entorno de este. Además de eso, añadió que siempre había tenido que lidiar con su trastorno límite de la personalidad, problemas de autoestima y de su percepción corporal, así como otros problemas de salud mental que además empeoraron cuando sus padres la enviaron a un internado para adolescentes difíciles.
"Salí de allí peor que entré, con más ansiedad y más problemas de apego, más depresiva y sintiendo aún más odio por mi cuerpo. De hecho fue allí cuando desarrollé mi trastorno de alimentación", confedó a The Sun añadiendo que nada había sido culpa de sus padres porque no estaban al tanto de lo que ocurría entonces.
Mikaela además se abrió y confesó que en aquella época bebía muchísimo y que solo decidió optar por estar sobria tras haber estado a punto de morir en más de una ocasión al comienzo de sus 20.
Por otra parte, en la actualidad Mikaela está intentando granjearse una carrera de bailarina en el sector del cine para adultos, algo que no sabía bien cómo iba a sentar en casa, pero al parecer tanto Steven Spielberg como Kate Capshaw le han mostrado, una vez más, su apoyo incondicional. "Mi seguridad siempre ha sido lo prioritario para ellos", le contó la joven a The Sun. "No lo hago con la intención de hacer daño a nadie o cargada de ira, sino porque quiero rendirle tributo a mi cuerpo de una forma en la que pueda sacar rédito económico. De hecho, creo que tras ver hasta dónde he llegado después de haber tocado fondo hace un año y medio van a verme y sentirse muy orgullosos de haber criado a una hija tan segura de sí misma".
A pesar de que Mikaela no suele hablar de forma frecuente sobre su familia, además de estas declaraciones para The Sun también comentó para The Daily Beast que haberse criado en una familia eminentemente blanca fue difícil para ella como joven birracial a pesar de haber sentido todo el amor del mundo, algo que se ejemplifica muy bien en la serie This Is Us. "Te puedes llegar a sentir increíblemente sola".