El tiranosaurio de Parque jurásico es una de las piezas de orfebrería más increíbles de la historia de los efectos visuales en el cine. No en vano para Steven Spielberg era la estrella de la película. Tanto, que incluso cambió el final (en el que originalmente presentaba otros dinosaurios) para que salvara el día por equivocación. Han pasado décadas, ha habido diferentes Jurassic World y, pese a todo, nada se puede igualar con la sensación de ver a este bicho por primera vez en pantalla rugiendo. Y eso que tenía un par de fallitos muy bien escondidos.
Parque geriátrico
Stan Winston y su equipo fueron los encargados de crear al T-Rex, un animatronic para dominarlos a todos. Medía 6,1 metros de largo, 12 de ancho y pesaba casi ocho toneladas. De hecho, por moverse, se podía mover hasta a 96 kilómetros por hora (algo de lo que los arqueólogos no están deamasiado seguros). Rexy, que así se llamaba comúnmente esta tiranosaurio, solo se saltó El mundo perdido y Parque jurásico III. En el resto de la saga está más que presente.
Y eso que el animatronic tuvo un problema en un momento dado: a Rexy le faltaba un diente, que se le perdió por algún sitio y nadie pudo encontrar. Spielberg, que no podía esperar mucho más tiempo sin rodar, dijo "Al diablo con eso, nos olvidaremos y lo haremos sin el diente". Y a día de hoy, la sonrisa es tan terrorífica como canónicamente desdentada.
Originalmente, por cierto, en los bocetos iniciales Phil Tippett llamaba al dinosaurio "Roberta" antes de que el nombre, que sale en la novela original y que los fans hicieron famoso, se hiciera popular. Rexy, la desdentada. Imposible no quererla.