Es posible que el origen de Boba Fett sea el menos ceremonioso de la historia de todo Star Wars: el cazarrecompensas nació en el Star Wars Holiday Special, ese especial televisivo de Acción de Gracias donde Chewbacca tenía que viajar para celebrar el Día de la Vida con el resto de wookies. Fett apareció en un segmento animado que no pasó a la historia... pero de alguna manera acabó convirtiéndose en un mito para todos los fans galácticos tras su aparente final forzoso en El retorno del jedi.
No vale con sacar las armas, hay que saber usarlacc
Sin embargo, si un personaje es popular en el universo Star Wars no tiene por qué morir necesariamente, y ha vuelto con serie propia en El libro de Boba Fett, convirtiéndose en uno de los puntos clave de la franquicia tras 45 años de andaduras (al fin y al cabo, incluso en la trilogía de precuelas supimos que era un clon de Jango Fett y en La remesa mala que tiene otros dos hermanos gemelos: todo está unido). Sin embargo, hay un dato que pocos saben: antes de ver su cara por primera vez en El ataque de los clones ya lo hicimos en El imperio contraataca.
¿Cuál es el truco? Claro, que vimos al actor que estaba bajo la armadura, Jeremy Bulloch, pero sin interpretar al personaje, sino como un cameo en Ciudad Nube. Hacía del Teniente Sheckil, que no tenía líneas de diálogo. Tiene lógica: al final, a Boba Fett le ponía voz Jason Wingreen, que, de hecho, jamás conoció a Bulloch. Obviamente, la revelación de su cara se ha retconeado tantas veces que ya ni siquiera tiene mucho sentido sorprenderse.
Y eso que originalmente la idea de este lobo solitario iba a ser muy distinta: George Lucas imaginó que Boba Fett sería el líder de un equipo de supercomandos imperiales. Este borrador no se tiró a la basura, claro, y fue evolucionando en algo que ahora conocemos bien. ¿O es que acaso la palabra "mandaloriano" no os suena a nada?