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    Festival de Sitges 2013 Día 4: Robert Rodriguez bordea la autoparodia con 'Machete Kills'

    Hoy analizamos: 'We Are What We Are' de Jim Mickle, 'Machete Kills' de Robert Rodriguez y 'Passion' de Brian DePalma

    Imagen de Machete Kills

    Robert Rodriguez y Danny Trejo regresan a la carga con las disparatadas aventuras de Machete en Machete Kills (Fantàstic Gales) -dejando abierta una puerta a la futura trilogía que se cerraría con Machete Kills Again… in Space-, una película que, más que nunca, parodia las improbables aventuras de un James Bond chicano que va cortando cabezas allá por donde pasa. Si en la primera película detrás del pandemónium de imágenes viscerales existía un retrato sardónico de la América más racista y paleta, en esta secuela ya estamos directamente en el terreno del sinsentido argumental y del exabrupto como principal armazón estético. No hay casi nada destacable en Machete Kills, más allá de que Rodriguez regurgite su imaginario mil veces visto: chavalas exhibiendo carne, villanos triturados bajo los cuchillos del protagonista, todo un surtido de armas-genitales (de lo más inocuo) y un sinfín de cameos -Walt Goggins, Cuba Gooding Jr, Lady Gaga, Mel Gibson, Charlie Sheen, etc- que acaban por configurar a la obra como si fuera la peor película de nuestro (mucho más divertido) Torrente, el brazo tonto de la ley. Hace falta mucho más que cuatro "Machete don’t (whatever)" y las ya cansinas referencias a Star Wars para tratar de convertir la película en una comedia mínimamente graciosa. Una lástima, Machete deberá afilar mucho más sus cuchillos para poder convencernos en la próxima entrega de sus aventuras.

    Machete Kills

    La sección Seven Chances cumple esta edición veinte años de existencia. Así la, siempre alerta, "semana de la crítica" de Sitges, quiso inaugurar este año con una película particularmente significativa: Passion de Brian DePalma, un título estrenado en el Festival de Venecia del 2012 y que, por la razón que sea, no ha encontrado distribución comercial en nuestro país. Una pena porque, como era de esperar, Passion es una nueva obra maestra de un cineasta pródigo en ellas: Vestida para matar, Doble cuerpo, Los intocables de Eliot Ness, Misión Imposible, Atrapado por su pasado y todos los etcéteras que le quiera uno añadir. Passion es un thriller psicológico que toma como base las relaciones de poder en una gran empresa de marketing entre dos mujeres, la presidenta de la sucursal (Rachel McAdams) y una brillante creativa (Noomi Rapace).  Si la primera parte de la cinta transcurre como un thriller de exquisito aroma clásico, la segunda es un auténtico festín cinematográfico donde DePalma saca a la luz todo su rico imaginario -el juego del doble cuerpo sexual, la pantalla partida como elemento narrativo, los falsos ensueños que trazan vías paralelas del argumento- para disparar la obra hacia una pesadilla de exquisita forma y mórbida resolución. Un juego de espejos tan delicioso como malicioso donde acaba triunfando el mejor cine que uno pueda echarse a la cara. Y es que DePalma, al igual que otros ilustres veteranos como Abel Ferrara, Paul Schrader o David Cronenberg, está demostrando en esta última etapa que es capaz de dar cada vez más (ideas) con menos (recursos). Ovación pues, para una película que todo el mundo debería poder disfrutar en una pantalla grande. Antes del pase de la película hubo un homenaje al compositor Pino Donaggio (habitual en el cine de DePalma).

    Passion

    Hoy cerramos con un american gothic: We Are What We Are (Secció Oficial Fantàstic) del cineasta americano Jim Nickle. Un cuento de terror puro, con una puesta en escena sinuosa y exquisita a la par, que cuenta el devenir de una familia de rednecks condenada por una macabra tradición ancestral marcada por el asesinato y, bueno, la "carne fresca" (por citar la sinopsis de la cinta). Narrada con un tempo privilegiado, que da espacio a que el horror vaya creciendo hasta culminar en una liberadora (y aterradora) secuencia final, We Are What We Are sirve a la vez como retrato de familia disfuncional así como de vasto diaporama de un terror casi fetichista -son innumerables los detalles en los que se detiene la mirada de Nickle-. Vaya, que estamos delante de la mejor película de terror del 2013.

    We Are What We Are

    Alejandro G. Calvo

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