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    Entrevista con Jan Ole Gerstner ('Oh Boy'): "Me gustan los antihéroes en el cine"

    Hablamos con el joven director germano a su paso por Madrid con motivo del estreno de su último largometraje.

    Tras alzarse en 2013 con el premio European Discovery of the Year y arrasar en los últimos Lola, los galardones del cine alemán, se estrena en nuestro país el debut del joven germano Jan Ole Gerster: Oh Boy sigue a un veinteañero a lo largo de un día entero por Berlín, relatando sus encuentros y desencuentros con amigos, familia y desconocidos. Filmada en blanco y negro, esta tragicomedia sobre el ocaso de la juventud se ha convertido en la nueva esperanza del cine alemán actual.  

    Nico, el protagonista de ‘Oh Boy’, es un chaval que anda algo perdido en la vida. ¿Por qué decidiste centrarte en él para tu primera película?

    Me gustan los antihéroes en el cine, siempre me han gustado. Las personas solitarias, románticas. A los veintimuchos llevaba una vida parecida a la que lleva Nico en la película: pasaba mucho tiempo en los cafés, en los bares, me gustaba reflexionar sobre la vida, hablar con la gente. De ahí salió la inspiración para hacer el filme.

    ¿Estamos, entonces, ante una película autobiográfica y generacional?

    Pues la verdad es que nunca pretendí hacer una película sobre mi generación, porque hay ya muchos filmes que quieren ser un retrato generacional y me parece que de alguna manera son una tergiversación, no enseñan la verdad de esa generación de la que pretenden hablar. Yo quería hacer una película distinta, abierta a todo tipo de público y que todos pudieran identificarse con Nico.

    En Oh Boy vemos a Nico ir de lado a lado en Berlín, como si no controlara su destino. De alguna manera, también parece que quizá el personaje se encuentra a las puertas de un cambio. ¿Por qué decidiste apostar por esa ambigüedad?

    Siempre tuve el final muy claro y quería dejarlo abierto precisamente para provocar ese tipo de reacción en el espectador: que pudiera imaginarse cómo continúa su vida sin dar muchas pistas al respecto. El ‘feedback’ que he ido teniendo al respecto me ha confirmado que no me he equivocado en mis decisiones.

    Hay dos momentos en Oh Boy en los que Nico se topa con la historia, con el pasado y más en concreto con referencias al pasado nazi de Alemania. La primera, durante una visita a un rodaje; la segunda, en un bar, donde se mencionan los sucesos de la ‘Noche de los cristales rotos’. ¿Por qué decidiste incluir la Historia, con mayúsculas, en la película y por qué de esa manera?

    Mi intención era hacer una película sobre la vida diaria de un chico, y quería incluir todas las facetas posibles de lo cotidiano, sea el amor, la familia, el trabajo, etc. La historia, el pasado, no es el tema de Oh Boy, pero sí uno de los muchos aspectos de la vida de un joven alemán. El peso de la historia no es omnipresente en Alemania, sino más bien el cómo se trata hoy en día esa historia, el cómo se vive actualmente con ese pasado. Ese debate sigue muy vivo.

    En las dos escenas que has mencionado, quería enseñar cómo se ve hoy esa historia de Alemania. Por supuesto, forma parte de la cultura y del cine, y podríamos decir que se ha convertido en una especie de género cinematográfico. Pero, por otra parte, para mi generación es un tema lejano y también debido a que lo hemos visto en muchas películas, ha sido sobreexpuesto. Con todo, existen todavía personas que lo han vivido en primera persona, tal y como refleja Oh Boy. Mi idea, finalmente, no era mostrar la culpa alemana por su responsabilidad con la historia, sino enseñar que el fantasma del pasado sigue presente.

    Hablabas antes del antihéroe en el cine, y en el protagonista de Oh Boy hay ecos de la figura del ‘flâneur’ romántico que encarnaba Charlot, o del ‘slacker’ contemporáneo, protagonista de algunos trabajos de Jim Jarmusch y Richard Linklater.

    Me gusta más el término del ‘flâneur’ para hablar de Nico, me parece que el ‘slacker’ tiene connotaciones de pasota. Y Nico no es un tipo activo, en efecto, pero sí observa lo que sucede a su alrededor, a diferencia del ‘slacker’, que es completamente pasivo a mi juicio.

    Mis referencias cinematográficas van por otro lado y son una suma de las películas de la Nouvelle Vague y las del Nuevo Hollywood. Son películas que me animaron a crear este personaje. No sé, estoy pensando en François Truffaut, la película Mi vida es mi vida (1970), de Bob Rafelson, o el Godard de Vivir su vida (1962), que retrata un París donde priman las conversaciones, los contactos con la gente. Cassavetes, que siempre está cerca de sus personajes… Ese es el cine en el que me siento cómodo. ¡Ah! Se me había olvidado: La mamá y la puta (1973), de Jean Eustache. Una obra maestra.

    ¿Qué han supuesto los premios en tu carrera, además facilitar que Oh Boy pueda verse en otros países? Y, finalmente, ¿de qué manera encaja tu película en el panorama del cine alemán actual, tan desconocido para los españoles?

    El tema de los premios es siempre complicado. Tengo una sensación extraña al respecto: si estás nominado, es evidente que estás nervioso porque quieres ganar, pero si los consigues, te dan igual. Todos los galardones que he obtenido los tengo guardados en una caja: no quiero verlos. En fin, está bien y, como dices, ayudan a tener repercusión, aunque vivimos en un mundo obsesionado por el reconocimiento: ¿qué película es mejor: la mía o Hanna Arendt, de Margarethe von Trotta? ¿12 años de esclavitud o Gravity? No creo que esa discusión tenga mucho que ver con el arte, pero de alguna manera formas parte del juego. A mí, no obstante, me queda mucho camino por hacer.

    Sobre Oh Boy y el cine alemán, pues tampoco tengo una respuesta muy clara. El cine alemán no tiene una identidad muy clara, como sí sucede con el cine francés. En Francia el cine se respira, se vive de una manera muy intensa, pero eso es algo que sólo sucede ahí. Creo que el cine alemán es parecido al español: se hacen películas, pero no hay una identidad marcada. De vez en cuando, alguien logra dar el salto al extranjero y el reconocimiento internacional. En definitiva, no es como en Francia, que es el paraíso para los cinéfilos.

    Oh Boy

    Oh Boy Tráiler (2) VO

    Paula Arantzazu Ruiz

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