En un Cannes que no deja de sorprendernos día sí, día también, hoy ha llegado el turno en el que Pixar ha regresado al festival –ya inauguró el certamen en el año 2009 con Up (lágrimas bajo las gafas 3D)- y de qué manera. Del revés (Inside Out) es el retorno de la gran factoría animada por la puerta grande: un relato de corte fantástico absolutamente magistral que, situándose en la mente de una niña guiada por sus emociones básicas –cada una un personaje impagable: alegría, tristeza, rabia, miedo y asco-, viene a contarnos como se trastoca su mundo interior al mudarse de casa e irse a vivir a San Francisco. Como si fuera un capítulo premium de Érase una vez el cuerpo humano, Docter (y sus coguionistas) se inventan un mundo de fantasía que define a la perfección las reacciones humanas a partir de sus sentimientos y pensamientos. Un microcosmos donde los recuerdos adquieren un valor trascendental, capaces de crear pequeños universos/parques de atracciones sobre los que echar raíces para educar el carácter futuro.
Sin duda, argumentalmente, estamos ante la obra más ambiciosa y compleja de Pixar, así que es de celebrar con todo tipo de exaltaciones mayestáticas el que además sea una película tremendamente lúdica y divertida, una aventura íntima en la que el espectador, tenga la edad que tenga, disfrutará tanto del argumento básico principal –dos de las emociones se pierden en la memoria y deberán encontrar el camino de vuelta a los mandos de las nave de los sentimientos- como del sublime contexto general: un retrato emocionante, frágil y definitivo sobre porqué somos lo que somos y, aún más importante, qué es lo que hemos perdido en el camino para llegar a serlo. Una película que a los pequeños los hace grandes y a los que ya somos mayores nos obliga a pensar en qué ha significado hacernos adultos. Y todo ello, sin parar de reír –el gag de la cena familiar, introduciéndose en la mente de los padres, es absolutamente brutal- y sin parar de emocionarnos. En definitiva: una joya de la animación contemporánea y una de las mejores películas que veremos este año.
De vuelta a la competición nos encontramos con la aventura americana del realizador danés Joachim Trier –nada que ver con Lars-, Louder Than Bombs, quién ya presentara en 2011 en Un certain regard Oslo, 31 de Agosto. Con un reparto internacional que cuenta con Isabelle Huppert, Jesse Eisenberg, Gabriel Byrne y Devin Druid, la película nos habla de cómo una familia deberá asimilar (y tratar de superar) el hecho de que la madre decidiera suicidarse cuando los hijos aún eran demasiado jóvenes como para entenderlo (si es que eso se puede llegar a entender alguna vez). Con una puesta en escena a modo de puzle narrativo –se incluyen flash-backs, fotos, vídeo juegos, clips de YouTube, cartas, etc- que va describiéndonos a todos los personajes de la familia, tratando de dotar de humanidad a cada una de las complejas decisiones que, en solitario y en grupo, van asumiendo. Para otorgar mayor gravedad al conjunto, Trier recurre a cierto formalismo de autor europeo de los noventa, poblando de silencios la película y dejando a la deriva a sus personajes, a la búsqueda de ese choque emocional que acabará por dar respuesta y soluciones a la tragedia. A mí, personalmente, en su retrato de la juventud americana actual me recordó a una versión artyde la meliflua Hombres, mujeres & niños; algo que sí es compensado en su último cuarto de hora cuando, por fin, aparece algo de ternura capaz de salvarnos de tanta solemnidad fatalista.
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