Obra cumbre de la fantasía y uno de los libros más vendidos de la historia con más de 150 millones de copias en todo el mundo, El Señor de los Anillos no es el único libro de J.R.R. Tolkien ambientado en la Tierra Media, pero sí el más popular. El aclamado autor británico lo publicó en tres volúmenes entre 1954 y 1955, casi dos décadas después de la novela infantil de fantasía El Hobbit durante las que el escritor se dedicó en cuerpo y alma al desarrollo de la historia.
Reeditado en varias ocasiones y traducido a más de 30 idiomas, El Señor de los Anillos ha cautivado a millones de fans de la fantasía en todo el mundo durante décadas y ha pasado a formar parte de la cultura popular, llegando a ser nombrada incluso como la novela británica más querida de todos los tiempos. La obra de Tolkien ha sido además fuente de inspiración para muchos otros autores y ha servido como base de juegos, películas, música y otras expresiones artísticas, sus adaptaciones audiovisuales se cuentan con los dedos de las manos.
La primera vez que El Señor de los Anillos fue adaptada a pantalla fue para una versión animada del año 1978, pero, a pesar de algunos intentos previos, no veríamos una versión con actores de carne y hueso hasta el año 2001, cuando Peter Jackson se adentró en el reto de desarrollar una versión de acción real y lo consiguió. Se dice que varios cineastas, entre ellos el mismísimo Stanley Kubrick, lo consideraron, e incluso se hicieron algunas series de poca repercusión, pero finalmente fue la trilogía de Peter Jackson -El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001), El Señor de los Anillos: Las dos torres (2002) y El señor de los anillos: El retorno del rey (2003)- la que pasaría a la historia.
El director neozelandés tenía apenas cinco años cuando Tolkien publicó El Señor de los Anillos pero, como tantas generaciones posteriores a la época del autor, lo descubrió más adelante. Y se convirtió en un auténtico fan de la historia y de la Tierra Media. De hecho, Jakson comentaría en alguna ocasión que el hecho de ser él el director de las películas le había impedido disfrutar de ellas desde cero, sin saber nada, y que incluso se había planteado hacer un tratamiento de hipnosis que le permitiese verlas como un espectador más.
Entre el reparto de sus películas hay además otra enorme legión de fans: algunos ya de antes de hacerse con los personajes y otros que se metieron de lleno una vez habían obtenido el papel.
Pero solo uno de ellos, un único y afortunado actor, tuvo la oportunidad de conocer a J.R.R. Tolkien en persona.
Dado que el autor británico falleció en 1973, cuando Jackson tan solo tenía 13 años pero ya jugaba con su cámara de vídeo de 8 mm, una buena parte del elenco ni siquiera había nacido, así que ya imaginarás que el afortunado se encuentra entre los más veteranos.
Según relató el propio Christopher Lee, el encargado de interpretar a Saruman en la primera trilogía y fallecido en el año 2015 a la edad de 93 años, en una entrevista con Cinefantastique en 2003, tuvo la oportunidad de conocer a J.R.R. Tolkien por completa casualidad.
"[Lo conocí] por casualidad, de verdad", recordó en la entrevista. "Lo conocí con un grupo de otras personas en un pub en Oxford al que solía ir, The Eagle and Child. Me quedé muy impresionado por él como te puedes imaginar, así que solo dije: '¿Cómo estás?"
Lee ya había leído los libros cuando se imprimieron originalmente en los años 50 y ya entonces se convirtió en un enorme fan: "Como tantas otras personas, no podía esperar al segundo y luego al tercer libro. Nunca se había escrito nada parecido", recordaría Lee.
Así, cuando se enteró del proyecto que Jackson tenía entre manos, Lee literalmente necesitó formar parte del mismo. Y así es como marcó otro hito dentro de la franquicia, puesto que, debido a su amplio conocimiento de Tolkien, Jackson le sio un papel nada más conocerlo, siendo el primer fichaje para la película. Sin embargo, en una entrevista de Entertainment Weekly con el director Peter Jackson se reveló que el papel que Christopher Lee quiso desesperadamente fue el Gandalf, que fue a parar a Ian McKellen tras el rechazo de Sean Connery.