ATENCIÓN: Esta noticia contiene 'SPOILERS' del final de Juego de Tronos.
Sansa Stark (Sophie Turner), aquella tierna niña por la que nadie daba ni un duro al comienzo de Juego de Tronos, ha culminado una potente evolución con la que ha ido enganchando a cada vez más fans a lo largo de las temporadas. Si bien en un principio muchos la tildaban de "repelente" al querer seguir a raja tabla el camino que otros le iban imponiendo, poco a poco se ha convertido en una mujer que ha tomado sus propias decisiones sin dejarse pisotear; anteponiendo su voluntad y la de los suyos ante cualquier amenaza externa que pudiera terminar con su familia y su pueblo.
No ha sido nada fácil y, desde luego, la joven ha tenido que sobreponerse a numerosas y traumáticas situaciones que le han ayudado a forjar ese carácter desconfiado -quizás, gracias al que ha logrado sobrevivir-. La muerte y separación de su familia, matrimonios concertados, violaciones… Sansa ha estado sometida a constantes enemigos y deslealtades pero, aunque las deteste, también ha recogido un sentimiento de admiración hacia mujeres como Cersei (Lena Headey) o Daenerys (Emilia Clarke), quienes dentro de su maldad han tenido la suficiente sangre fría con la que han demostrado saber jugar a este juego de tronos. Incluso podríamos hablar de Margaery (Natalie Dormer), a quien también ha tomado alguna vez como referente, pese a no suponer una amenaza para ella.
Aunque ha sido con pequeños detalles, la Stark nunca ha ocultado esa fascinación y, sobre todo, nunca ha dejado de aprender de ellas. Y eso siempre lo ha reflejado en su vestuario y en su peinado, imitando el estilo de estas gobernantas. Pero ahora todo es diferente. Sansa ha sobrevivido a todas ellas, se ha hecho a sí misma, ha plantado cara a Poniente y ha declarado al Norte como región libre e independiente, alzándose como su reina. Por eso, a partir de ahora tiene que seguir sus propios pasos, sin nadie que le marque el camino y siendo fiel a su propia identidad, algo que ha vuelto a reflejar en su estilismo.
Sansa Stark, que siempre veló por el bienestar de su pueblo, ha logrado su objetivo. No era gobernar sobre Poniente, sino que los suyos no tuvieran que rendir cuentas a nadie: "Decenas de miles de norteños cayeron en la Gran Guerra defendiendo todo Poniente. Y quienes sobrevivieron han visto y luchado demasiado para arrodillarse de nuevo. El Norte seguirá siendo un Reino Independiente como lo ha sido durante milenios". El reinado de Bran le ha otorgado aquello sobre lo que Daenerys recelaba, y la carrera política de Sansa, así como su nueva vida, empiezan ahora. Por ello, de igual manera que si fuera un lienzo en blanco por pintar, la joven luce ahora el cabello liso, adornado únicamente con la corona del Norte, aquella que lleva forjado como símbolo a los emblemáticos lobos de la casa Stark.
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Durante la reunión de gobernantes, Sansa pone de manifiesto que ella es toda una Señora de pleno derecho y, de hecho, hace callar y volver a sentar a su tío ante la atenta mirada del resto de líderes los Siete Reinos. Ella es, sin duda, la mejor opción para ponerse al cargo del Norte y dirigirlo a su manera. No porque sea "la hija de Ned Stark", como señala Jon Nieve, sino porque es la mismísima Sansa Stark. Y eso sí que "es lo mejor que podían pedir".
'Juego de tronos': Quién es quién en la reunión de gobernantes