Con el final de Juego de Tronos llega también el descubrimiento de quién ocupará finalmente el Trono de Poniente. El elegido es Bran, con Tyrion como Mano del Rey y algunas de las mentes privilegiadas del reino como consejeros, y Bronn. Todos ellos intentarán que las guerras y enfrentamientos entre las distintas casas no se repitan, y que todos vivan felices y coman perdices.
Antes de que las personas más poderosas de Poniente, como les define Tyrion, voten para nombrar al personaje de Isaac Hempstead-Wright como monarca, muchos abogaban por Sansa como reina, dado que es la que más ha aprendido sobre política a lo largo de las ocho temporadas de la serie. Finalmente ella mantiene Invernalia como un reino libre aunque aliado a la corona que ostenta su hermano, algo que parece hacerla feliz, pero ¿es realmente lo que Sansa quería?
En un encuentro con ET para promocionar su siguiente película, X-Men: Fénix oscura, Sophie Turner ha asegurado que la Señora de Invernalia nunca quiso el trono: "Desde que llegó a Desembarco del Rey en la primera temporada, ella nunca ha querido el Trono de Hierro. Ella nunca ha querido gobernar sobre tantas personas... creo, viendo cómo ha terminado su personaje en Juego de Tronos es el final más satisfactorio".
Jessica Chastain, también presente en la entrevista y gran fan de Sansa -una de las que más pedía verla como reina de los Siete Reinos y no solo de uno- ha apoyado estas palabras: "Reina en el Norte. Es mejor... No hay Trono de Hierro para empezar... Pero sí, ya le dije a ella, es mi favorita, ella y Arya, tienen los arcos argumentales que más me gustan de la serie".
Cabe señalar que Turner también ha hablado sobre la conclusión de su historia, dejando claro que al final Sansa ha conseguido lo que siempre ha querido, regresar a casa donde se sentía protegida y a gusto, y todos sabemos que es alguien más que capaz para liderarles.