El gran desmadre
por Rodolfo SánchezJoel Schumacher tomó el relevo de Tim Burton para rodar Batman Forever, tercera entrega que culminaría con Batman y Robin, también de Schumacher. El director cambia diametralmente el concepto oscuro y siniestro de Burton en aras de una Gotham City más espectacular en su tratamiento pero llena de colores y de neones que la acaban convirtiendo en un paisaje para anuncios de colonia. Val Kilmer intenta ser convincente en su papel, pero no lo consigue: Michael Keaton había dejado el listón francamente alto.
Aparece Robin en la forma de Chris O'Dnonell, que es como no decir nada: su presencia no ayuda, tan solo introduce un personaje más y punto. Los villanos nos gustan más. Tommy Lee Jones y Jim Carrey introducen el lado loco y esquizoide a la película son unas interpretaciones que parecen rociadas de algún tipo de estupefacientes, ambos están totalmente pasados de rosca. Pero acaba, al menos, dándole a la película un toque tan surrealista como francamente idiota. En verdad, poco bueno se puede decir de Batman Forever, salvo que a lo largo de sus dos horas asistimos a un producto totalmente desquiciado. Y en este aspecto, algo de gracia tiene.
A favor: Lee Jones y Carrey, insoportables y fascinantes en sus interpretaciones circenses.
En contra: Pues todo lo demás, es una tomadura de pelo hortera.