Reformas domésticas
por Eulàlia IglesiasEn los últimos años, Hollywood se ha dedicado a producir nuevas versiones de los títulos preeminentes del cine de terror de los setenta destinados a las nuevas generaciones que, por un lado, no han visto los originales (y la mayoría de ellos no los verán jamás) y, por el otro, ya están acostumbrados a la violencia brutal que estas películas empezaron a cultivar. Para el remake de la obra seminal de Wes Craven, se confió en el cineasta griego Dennis Iliadis, que había causado sensación en su país con la película 'Hardcore'.
Iliadis pule la película eliminando los elementos que chirriaban en el original (como esos policías cuasi cómicos o la desconcertante banda sonora) y dándole un acabado más profesional. A pesar del proceso de domesticación y algunas concesiones imperdonables para que la nueva 'La última casa a la izquierda' no resulte tan dura, el director evita apoyarse únicamente en el inevitable impacto de las escenas más brutales y consigue instalar un clima de malsano malestar a lo largo de todo el metraje. Aunque, al contrario de la primera versión, aquí no se crea un vínculo entre la desazón de la película y su contexto socio-histórico.
A favor: Aguanta con dignidad la comparación con el original.
En contra: Ya no queda nada de la inspiración bergmaniana: que los padres se pongan a la altura de los asesinos no se plantea como un cataclismo moral sino como una reacción justificada.