AZÚCAR INTEGRAL
No se confundan, no se trata de una crítica culinaria ni de un reportaje nutricional al uso para describir las propiedades del azúcar integral de caña, pero tras el visionado de la oscarizada Slumdog Millionaire (ocho oscar, entre ellos mejor película, mejor director para Danny Boyle y mejor guión para Simon Beaufoy) uno sale del cine narcotizado con un sobredosis de melaza de la que es difícil recuperarse sobre todo por las expectativas creadas. Entonces, ¿qué es lo que hace atractiva a esta película? Pues precisamente su sabor agradable frente a una textura algo pegajosa como ocurre cuando uno consume azúcar integral.
Danny Boyle ( Trainspotting, La Playa, 28 dias despues) –con la ayuda de su olvidada codirectora Loveleen Tandan - obtiene mediante la trituración de distintos elementos manidos en el cine- el sueño de huir de la pobreza, el primer amor, los submundos como escenarios para infundir mayor fuerza al discurso- un puente hacia una felicidad artificial que dista de su virtuosismo técnico. Destacar su hipnótico- y tramposo en distintas secuencias- montaje que te atrapa desde el primer momento por su agilidad (persecuciones por Bombay), voracidad- que no veraz-, por la crudeza y violencia de su inicio y por la arrebatadora fotografía de Anthony Dod Mantle ( Dogville, El último rey de Escocia ). Eso sí, como ya he apuntado anteriormente, un montaje que se trunca, en ocasiones, y se aleja de la construcción dramática de la historia despertando a la decepción.
El guión corre a cargo de Simon Beaufoy ( Full Monty ) - basado en la novela de Vikas Swarup Q & A ( Preguntas y respuestas)- quien ha llegado a manifestar que su objetivo era trasladar la energía depositada en los suburbios indios, de ahí el ritmo y el humor presentes en la misma hundiendo a sus protagonistas Jamal (Dev Patel), Salim (Madhul Mittal) y Latika (Freida Pinto) – y al espectador- en la miseria con el fin de conformar un mensaje de esperanza triunfando la necesidad de soñar cuando la realidad se presenta trágica. Este motivo argumental central no deja de ser atractivo pero en el conjunto de la película no convence aunque la crítica internacional se haya rendido a sus pies como si de una obra maestra se tratara.
Slumdog Millionaire recomendable para quienes se deleiten del cine con azúcares añadidos (guiño Bollywood del final) aderezado de calvarios, tragedias y realidades sociales que el propio director terminará marginando por un discurso “esperanzador”, lleno de magia como si de una fábula se tratara. Al fin y al cabo, soñar no cuesta nada.