Pura magia y artesanía
por Andrea ZamoraVer una película de Hayao Miyazaki es una experiencia única y mágica. Llamarlo director o cineasta se queda corto. Miyazaki es, ante todo, un artesano. Y eso lo demuestra su última película El chico y la garza.
Basada en la novela ¿Cómo vives? de Genzaburo Yoshino -el libro hace un cameo en la película- sigue a Mahito, un niño que pierde a su madre en el incendio de un hospital durante la guerra de Japón. Años después, su padre ha encontrado a una nueva pareja y Mahito se va a vivir con ellos a otro lugar y a otra casa. Este nuevo y extraño hogar es parte del linaje del protagonista, está algo aislado y en él llevan ocurriendo cosas extrañas desde hace décadas. No diremos más, porque parte del encanto de ver una película de Miyazaki es hacerlo casi a ciegas.
El fundador de Studio Ghibli crea un vasto mundo de fantasía para tratar temas mundanos como el duelo y la madurez. El chico y la garza también es una película oscura con momentos muy sombríos. Sorprendentemente, esto la hace aún más hermosa. La belleza es un adjetivo que siempre desborda en las películas de Miyazaki, no solo en términos estéticos sino también narrativos y musicales y este proyecto no iba a ser menos. Si esta fuera la última película de Miyazaki, sería un gran broche de oro para su carrera.
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