Crítica de SensaCine.com para El gurú de las bodas: Culmen del ‘bromance’

A pesar de su predictibilidad  y de ceñirse a la fórmula puesta en escena por Resacón en Las Vegas - la de la camaradería masculina cuando se está a un paso de la madurez emocional toda vez que se haya cruzado el altar y abandonado la soltería-, El gurú de las bodas, carta de presentación de Kevin Hart y Josh Gad como pareja cómica a nivel internacional, sabe utilizar los resortes de los que parte para conseguir una divertida película sobre la amistad, los tópicos de la amistad entre tíos, más bien. Y pese a ello, a sus circunloquios y a sus lugares comunes, casi hasta nos convence por su honestidad. 

Veamos: tanto Hart como Gad -el primero conocido por sus apariciones en la saga Scary Movie, el segundo por darle voz al muñeco de nieve Olaf de Frozen- se esfuerzan por lograr que su inverosímil propuesta haga gracia y hasta te la creas. Los farsantes en el cine son especialmente fotogénicos, y Hart hace del más difícil todavía su mejor baza: ¿por qué no va a existir un tipo que se dedica a sacarle dinero a tipos con pasta y sin amigos para aparentar lo contrario ante la familia de su futura esposa (Kayley Cuoco)? Es cierto que El gurú de las bodas no se libra de unos cuantos gags trillados (el perro que la toma con el protagonista, la pelea generacional con el suegro a través del deporte,  la juerga loca de la despedida de soltero, etcétera), pero también hay que reseñar su franqueza por hacer derivar la historia hacia un final tan concluyente y cristalino. Si la llamada nueva comedia americana en mayor o menor medida se define por su aproximación al arquetipo de lo masculino y a cómo se relaciona con el mundo, via el ‘bromance’ y la amistad entre hombres, El gurú de las bodas es su variación más desacomplejada.

A favor: Su acertadísimo reparto.

En contra: Que tampoco nos descubre mucho en términos de comedia.