El costumbrismo se captura, no se recrea
por Quim CasasNo hay corte alguno en los primeros siete minutos de Sieranevada, y cuando lo hay, es un corte a negro para que aparezcan los títulos de crédito. No es algo nuevo en la nueva ola cinematográfica rumana, cuyos miembros son algo más que adictos al concepto expresivo del plano secuencia. Pero en este caso, la agitación de los personajes no se corresponde con el estatismo de la cámara, que se mueve de izquierda a derecha y viceversa desde la misma posición, observando casi placenteramente a un matrimonio, su hija y la madre de la mujer yendo y viniendo de un portal o conduciendo un coche. La cámara reposa. Los personajes discurren nerviosos por una esquina nevada de la ciudad. Lo que les espera es una sucesión de vanos intentos para reunirse y recordar al patriarca fallecido hace más de un mes.
A Cristi Puiu le ha tocado competir en el tiempo con Cristian Mungiu. Y si hubiera de declararse un vencedor, creo que ese sería, con creces, el director de Sieranevada, Aurora, un asesino muy común y La muerte del Sr. Lazarescu (la primera película verdaderamente importante del nuevo cine rumano, realizada dos años antes de que Mungiu pareciera acapararlo todo gracias a la Palma de Oro por 4 meses, 3 semanas, 2 días). Con ambas comparte un metraje largo, algo también común en la cinematografía rumana actual. Pero es que ese es el territorio en el que mejor se siente Puiu, el de la dilatación temporal, la acción casi en tiempo real, el costumbrismo capturado tal como sucede ante la cámara y no recreado frente a ella. El empleo del tiempo cinematográfico en los rumanos es distinto y aún no se ha convertido en vana fórmula.
El relato se prolonga así sin extenuar, tanteando las relaciones de una familia disfuncional más, con momentos absurdos frente a otros en la que las emociones se expresan con extraña intimidad, hablando de cosas grandes y pequeñas como es habitual en los filmes de reunión acre entre gente que se quiere y se respeta pero con la que no se puede estar.
A favor: la distensión en el registro económico y el dominio práctico del plano secuencia.
En contra: que algunos personajes y situaciones pueden tender a la estridencia tragicómica.