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    Imperium
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Imperium

    El enemigo interior

    por Daniel de Partearroyo

    A la vista de los papeles tan distintivos y diferentes entre sí que Daniel Radcliffe ha ejecutado en La mujer de negro (2012), Horns (2013) y Swiss Army Man (2016) –todas ellas películas admirables en mayor o menor medida; por eso dejamos Victor Frankenstein (2015) fuera del recuento–, no se puede negar el deseo del actor británico por alejarse de la identificación con Harry Potter que, a pesar de todo, sigue amenazando con acompañarle durante los próximos años de su carrera. Radcliffe ya ha demostrado que puede ser un actor competente en registros diversos, de modo que Imperium probablemente sea el primer filme de su etapa post-Potter donde no se hace hincapié en la transformación del actor, sino en la de un personaje ya establecido como agente del FBI, competente y con ambición para escalar en el ámbito profesional. Ese deseo, que podría establecer una doble vía de identificación de Radcliffe con su personaje, lo lleva a participar en una misión encubierta donde debe hacerse pasar por skinhead para infiltrarse en peligrosos grupos neonazis y supremacistas blancos que podrían estar planeando atentados terroristas dentro de EE.UU.

    Si bien la actuación y grado de transformación de Radcliffe no puede ponerse al nivel apropiación camaleónica y riqueza de matices que demostraron en el pasado con roles similares Tim Roth (Made in Britain, 1982) o Edward Norton (American History X, 1998), el actor se vuelca en la siempre difícil tarea de interpretar a un personaje que, a su vez, está desempeñando un papel falso para engañar a quienes le rodean mientras se juega el pellejo. Es en la elección de su esquema narrativo donde Imperium flaquea de manera más evidente, sin llegar a aportar ninguna vuelta de tuerca a la fórmula de agentes de la ley infiltrados en organizaciones criminales. Cualquiera que haya visto Infernal Affairs (2002) o su remake hollywoodiense a cargo de Martin Scorsese, Infiltrados (2006), sabe que el gran riesgo de estas misiones radica en la contaminación y exposición a un creciente riesgo de disolución de la personalidad. Por eso Promesas del este (2007) es una película tan importante y coherente con las habituales preocupaciones cronengberianas. Otro ejemplo: pese a lo fallida que era The East (2013), en ese campo recolectaba sus mejores frutos. Sin embargo, Imperium nunca llega a rascar siquiera la posibilidad de que su protagonista pueda comportarse dentro de una escala de grises.

    ¿Qué nos queda entonces en este debut en el largo de Daniel Ragussis? Una dirección competente, sin florituras a la hora de plantear escaladas de tensión, y un par de actuaciones capaces de superar las reiteraciones del libreto. El siempre sólido Chris Sullivan (The Knick) con su presencia rotunda, y Toni Collette, que como la superior responsable del agente interpretado por Radcliffe nos recuerda lo habitualmente desaprovechado que está su talento.

    A favor: la llamada de atención sobre la peligrosidad del crecimiento de los movimientos neonazi resulta lamentablemente oportuna.

    En contra: en todo momento la película apunta hacia algo mucho mejor de lo que termina dando.

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