ARMAGEDDON TIME
Película usa del 2022, de 114 minutos, de una valoración de 6/10, bajo dirección y guión de James Gray, con un presupuesto de 15 millones.
Retrospectiva de los 80 ante el fin de uba era, que dio paso al momento actual social y político de eeuu. Crítica social de lo que se conviertio el sueño americano.
Es una película sutil que retrata una sociedad desde dentro asentada en el transfondo de la familia y la amistad de Paul Graff de 11 años de Queen Nueva York (Banks Repeta), ante un guion acertadamente realista, Aquí prima la interpretación, a veces comedida, el drama soterrado y ese guion escrito desde lo sutil en el que se deja más fluir la escena a través de un ritmo mucho más pausado, en el que los personajes, los actores y el espectador parecen sentirse cómodos, casi acomodados para, luego, destrozar y desgarrar diciendo eso de “el sueño americano ha muerto”, desde dentro, desde la familia y desde Empire State que se ve a lo lejos.
Una cinta desgarradoramente eficaz que no necesita ni quiere de efectismos porque tiene el guion, porque tiene unos actores maravillosos a los que, si les dejamos hacer, nos compondrán un escenario genuino, conmovedor, tierno y dramático.
El largometraje tiene gran parte de su fuerza en el interesante punto de vista de la pérdida de la inocencia de una forma tan corrupta. El ritmo es bueno, algo plana a veces pero termina más arriba de lo que empieza. Tal vez demasiado localista en sus tramas y algo manida en algunas escenas de niño blanco amigo de niño negro, pero en conjunto es una película recomendable e interesante.
El director se desenvuelve con destreza con la estafa de la cultura del esfuerzo, encubre la desigualdad de clase, el sexismo y el racismo para que los privilegiados disfruten de la ley depredadora del más fuerte, Ronald Reagan gana las elecciones en EE UU, la desregulación económica se embravece. Todo este contexto apocalíptico aparece filtrado con sutil brillantez.
Es el momento en el que compran los principios de un liberalismo económico que empieza a arrasar EEUU. Es la época la familia reunida
delante televisor es consciente de que es un mal momento se avecina para el país ante el nuevo cambio.
Hay una austeridad tanto narrativa como visual con la que evita el subrayado y los virtuosismos innecesarios. Nunca se coloca por encima de su historia en un ejercicio de humildad que siempre repite y que aquí adquiere una especial importancia. Retrata a esta familia con amor, ternura, pero sin paternalismos ni idealizaciones. Hay un padre que saca el cinturón a pasear en cualquier ocasión y una obsesión por competir, por ser los mejores.
La defensa de la educación pública de boquilla pero no en la práctica. Gray parte de su experiencia en un colegio elitista donde se insulta a los negros, se mira a los diferentes y que está financiada, literalmente, por la familia Trump.
James Gray vuelve a cuestionar estereotipos clásicos norteamericanos sobre emigración, clase media y la tierra de las posibilidades.
La puesta en escena, la atención a los detalles, la dirección, el reparto y la banda sonora son excelentes. Pero cuenta una historia tan personal que su interés es muy relativo.