Paula y su marido vuelven de cenar con amigos cuando se topan con una muchacha caminando sola por la carretera, mientras conducen. Deciden llevarla con las autoridades y, con el paso de las semanas, se interesan por ella y se sorprenden al saber que nadie ha ido a recogerla. Por este motivo, la acogen en su casa temporalmente, también con el objetivo de salvar la relación. La situación es complicada, ya que la joven está obsesionada con un supuesto monstruo que la castigará si sale de un cuadrado de tiza pintado en el suelo. Tras el fuerte vínculo que crean ambas, Paula se adentrará en caminos oscuros para intentar desentramar el enigma del pasado de la pequeña.