Eli Wurman, un relaciones públicas idealista y desencantado, decide organizar un gran acto benéfico, cuyos beneficios serán enviados a un grupo de nigerianos que se encuentran entre rejas desde hace meses, en espera de juicio por vender drogas a menores. Sin embargo, Nick Berman, alcalde de Nueva York, planea enviarlos de vuelta a su país sin que hayan podido defenderse. El día antes de la recepción, Cary Launer, uno de los clientes de Eli, le pide a este que acompañe al aeropuerto a Jilli Hopper, una actriz y modelo de pasado turbulento. Eli accede a su petición, aunque el momento no puede ser más inoportuno. Desde hace algún tiempo, está enganchado a ciertas pastillas. Cuando llega a la habitación de Jilli y entra en el baño para recuperar las fuerzas, una silueta irrumpe en el apartamento y asesina a la joven.
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