En el siglo II, el emperador Marco Aurelio acampa con su ejército en la ribera del Danubio. Allí anuncia su intención de legar su poder al general Livio y no a su hijo Cómodo. No obstante, tras la repentina muerte del emperador, el general renuncia en favor de Cómodo, con quien mantiene una gran amistad. El nuevo emperador encarga a Livio la defensa de Roma. Cómodo también dispone que su hermana Lucila se despose con Sohamus, rey de Siria, para evitar la guerra con este pueblo. Como responsable de la salvaguarda de las fronteras del Imperio, Livio persuade a Ballomar, caudillo de la tribu germana de los marcómanos, de que adopte la ciudadanía romana. De este modo se asientan las bases que permiten decretar la paz. Pero esta actuación va en contra de los planes de Cómodo, que ansía la expansión de sus dominios.