Crítica de SensaCine.com para El Señor de los Anillos: Las dos torres: La consciencia de la debilidad

Tras el exitoso y rompetaquillas pistoletazo de salida que fue La comunidad del anillo, Peter Jackson continúa con la adaptación del segundo volumen de la trilogía de Tolkien con semejante ambición megalómana y épica. Sin el típico prólogo-recordatorio, nos reencontramos con Frodo y Sam continuando su camino hacia el Monte del Destino en Mordor con el cometido de destruir el ambivalente Anillo Único. Simultáneamente, otros tantos personajes irán desarrollando sus acciones en paralelo, con un montaje que irá alternando la siempre amenazante presencia del Gollum, la batalla en el Abismo de Helm o la misión de Aragorn, Gimli y Legolas que se dirigen a liberar a los otros dos amigos hobbits.

El diseño de producción sigue resultando exorbitante y, si uno logra dejarse llevar, será también sorprendente la capacidad de inmersión del conjunto. La empatía con el hobbit protagonista es un suma y sigue tras haber descubierto este su vulnerabilidad tras el ataque sufrido en la primera parte, subsanado por los cuidados élficos. Allí donde aparece la debilidad hace acto de presencia lo humano.

A favor: El ritmo admirable que se logra a través de un montaje que va alternando unos cuantos hilos narrativos. Su aguda traslación visual.

En contra: Que su intensidad épica, sus elevadas ambiciones y su extensa duración lleguen a colapsarnos y/o saturarnos.