"La Pasión de Cristo" narra las últimas 24 horas de Jesús de Nazaret, pero vistos como pocas veces. Es una película no apta para todos los públicos por su especial crudeza. Relatada desde la particular visión de Mel Gibson, para mí muy válida, por su atrevimiento y por la pretensión de ofrecer unos hechos de sobra conocidos. Comenzando en el huerto de Getsemaní y la traición de Judas hasta la misma crucifixión en el Calvario. La historia es muy lineal, relatada paso a paso, con algún que otro flashback para mostrar momentos muy concretos de la vida de Jesús pero que no resultan imprescindibles para el desarrollo del filme. Los castigos que recibe Jesús desde el primer momento son mostrados de una manera muy gráfica, quizás excesiva en algunos momentos, y dando la sensación de que el director se recrea en otros, por ejemplo, en los angustiosos minutos de los latigazos por parte de los romanos.
La trama realmente no es nada que no se sepa da igual si eres creyente o no de la vida de este personaje bíblico. No creo tampoco que la intención de Gibson haya sido esa precisamente. Quiénes hemos seguido la trayectoria de este director sabemos de antemano que busca siempre otra cosa distinta en las historias. Huye en cierto modo del romanticismo pragmático en algunas de sus obras y nos trae una versión más dura, personal y en mi opinión realista. En esta cinta no sería la excepción. Muestra el lado más realista de una crueldad sólo realizada por los seres humanos. Así que en muchos aspectos no entenderé mucho esa oposición de algunos sectores, porque incluso para mí, desmitificar una figura haciéndola más humana me pareció una apuesta interesante.
En esto juega su puesta en escena. Realista, cruda, dura, sin ese romanticismo que mencionaba. Es una cinta de esas que ponen a pensar en las imágenes y su dureza. Es casi imposible no empatizar con el personaje más allá de a quién representa. Dolor, sangre, realidad… Todo un espectáculo, de eso no hay duda. Gore para algunos, emocionante para otros, pero ante todo, y dejando de lado discusiones sobre su supuesto antisemitismo, un vía crucis audiovisual en el que casi puedes oler la sangre, el sudor y el polvo del camino que recorre Cristo con la cruz al hombro. Gibson rueda bien pese a sus más que evidentes excesos, como esa omnipresente cámara lenta que intenta dotar de épica a una historia que, seamos sinceros, ni la tiene ni la necesita, o el regodeo a veces innecesario en la violencia que recorre casi toda la película. Un poco morbosas determinadas escenas. La decisión de utilizar las lenguas de la época me parece todo un acierto.
Las actuaciones son impecables, pero la palma se la lleva James Caviezel, el cual estuvo soberbio. Dio vida a su personaje de forma casi brillante y encima en un lenguaje impropio de estos actores haciendo que el film cobre particular vida. Personificando a un Jesús de Nazaret completamente creíble y adorable del cual sientes pena al ver como fueron capaces de torturar a un individuo así, noble y que jamás renunció a sus principios e incluso, supo perdonar. También me gustaría destacar a Maïa Morgenstern con una interpretación fabulosa y bastante convincente. El trabajo que realiza todo el reparto es impresionante, sin excepciones. Y ya no hablemos del increíble esfuerzo requerido para rodar las escenas en latín, arameo y hebreo.
En definitiva, estremecedora película que relata la agonía y sufrimiento de las últimas horas de Jesús de Nazaret, excelentemente interpretado por James Caviezel. Muy bien hecha en todos los aspectos y de una violencia descomunal y apabullante, posiblemente la cinta más sanguinolenta y cruel, que he visto. Seas creyente o no, es imposible que te deje indiferente. La ambientación, los decorados, la fotografía, las caracterizaciones y las conversaciones en arameo o latín, son los puntos fuertes, dando mayor credibilidad y realismo al film. Una obra crudísima, no apta para gente sensible.