Pablo y Susana están a punto de recibir las llaves de su nuevo piso. El padre de ella es el encargado de llevar el dinero al notario pero en el último momento, dice que no lo tiene porque lo ha invertido. A cambio, como no es un mal padre y sería incapaz de dejarlos tirados, mientras recupera el dinero, les acoge en la casa familiar. De esta forma, Pablo se encuentra inmerso en un mundo totalmente diferente al suyo, rodeado de personas que no tienen nada que ver con él e incapaz de alcanzar su añorada independencia. Los Mata se convertirán en su familia a la fuerza.