Jim Broadbent ('Moulin Rouge', 'Gangs of New York'), Matthew Macfadyen ('Orgullo y Prejuicio', 'Los Pilares de la Tierra') y Sam Claflin ('Piratas del Caribe: En mareas misteriosas', 'Snow White and the Huntsman') interpretan en esta magnífica miniserie de la británica Channel 4 a Logan Mountstuart, el personaje protagonista de la novela 'Las aventuras de un hombre cualquiera' de William Boyd. Con él, un mediocre aspirante a escritor, viajaremos desde el París lujurioso de los años 20, pasando por la Nueva York de los 50 y el Londres de los 80. Y por el camino, nos encontraremos con personalidades muy destacadas de la época, como el novelista Ernest Hemingway (Julian Ovenden, 'Cashmere mafia'); el creador de James Bond, Ian Fleming (Tobias Menzies, 'Descubriendo Nunca Jamás'), o a los celebérrimos y polémicos Duques de Windsor, Eduardo VIII (Tom Hollander, 'Gosford Park') y Wallis Simpson (Gillian Anderson, 'Expediente X').
Dividida en cuatro episodios, 'Any Human Heart' nos recuerda que "todo ser humano es una colección de sí mismo que cambia todo el tiempo". De ahí que el protagonista, el inquieto, común y enamoradizo Logan Mountstuart, recuerde constantemente su pasado y que la miniserie incluya en su metraje escenas deliciosas de toque onírico y surreal. El joven Mountstuart basará su existencia en perder la virginidad y convertirse en escritor; el adulto intentará buscar el amor desesperadamente hasta que se tope con la bellísima Freya (Hayley Atwell, 'Capitán América'), y el anciano coleccionará y revivirá una y otra vez sus recuerdos como si se trataran de gotas de agua que se le pueden resbalar a uno por las manos.
Relatada en forma de diario íntimo, asistiremos a la metamorfósis que sufre todo ser humano. Del idealismo y la arrogancia de la juventud, a los triunfos y las tragedias de la edad adulta y, por fin, al crepúsculo y la despedida propios de la vejez. La vida de todos y cada uno de nosotros es corriente y finita. Muchos parecen o son afortunados por un golpe de suerte o una serie de eventos fortuitos. Y también hay quienes viven en la penuria y el dolor por esos mismos motivos. Dependiendo de cómo se mire, la vida puede ser ordinaria o extraordinaria, vulgar y despreciable o encantadora y maravillosa.