Humberto Solás es una figura emblemática dentro de la cinematografía de América Latina. Su debut tuvo lugar durante la década de los sesenta cuando se convirtió en uno de los fundadores del Nuevo Cine Latinoamericano. En ese periodo filma Lucía, considerada por la crítica mundial como una de las diez películas más importantes de la historia del Cine Iberoamericano, así como también una de las diez películas antológicas del cine del Tercer Mundo.
Su obra general es la plasmación de un humanismo que se ocupa en la búsqueda de la identidad nacional y latinoamericana en función de los ideales de paz, armonía y justicia social. En su polémico filme, Miel para Oshún, aboga por la unidad entre todos los cubanos a despecho de razas, credos y diferencias políticas.
La estética de Solás es una apasionada experimentación que recoge el legado clásico y lo intertextualiza dentro de las perspectivas de la vanguardia cinematográfica contemporánea donde es una figura clave, ya que desde la tribuna del Festival Internacional del Cine Pobre, que él preside, exhorta a la democratización y la libertad de un cine realizado con pocos recursos que posibilite la inserción tanto de nuevos cineastas así como de comunidades enteras en el patrimonio audiovisual mundial y cuyas premisas son las búsquedas narrativas, un compromiso con el bienestar del hombre y su entorno y una ética libertad de expresión.
Sus filmes han participado en Selecciones oficiales de los Festivales de Cannes, Venecia, Moscú, Toronto, Montreal, La Habana, Sundance y San Sebastián, entre muchos otros. Ha obtenido más de sesenta premios en numerosos Festivales Internacionales y Nacionales. Su filme Un hombre de éxito fue el primer filme cubano candidato al Oscar al Mejor Filme Extranjero.