Nació en el seno de una familia pobre. Su padre era jornalero y su madre cosía para la gente. Se quedó huérfana a los catorce años y tuvo que dejar el colegio y empezar a trabajar. Su primera ocupación la tuvo en una barbería masculina, luego fue vendedora de la sección de sombreros de señora en unos grandes almacenes de Estocolmo. Pronto fue ascendida a modelo e intervino en algunas películas publicitarias.
En 1922 buscó una salida más tangible al mundo del cine y entonces hizo el examen de entrada para la Academia Real de Arte Dramático, donde fue admitida. Su descubridor fue Maurice Stiller (aunque el que la lanzó al estrellato fue Louis B. Mayer) uno de los grandes creadores del cine mudo, quien se la llevó con él, primero a Alemania y luego a los Estados Unidos.
Llegó al nuevo continente en 1926 y casi inmediatamente rodó tres películas El torrente (entre naranjos), La tierra de todos, El demonio y la carne. Greta Garbo supo amoldarse a ese arquetipo de mujer distante, indestructible y enigmática que triunfaría en el cine mudo. Pero el gran momento de la actriz, el que daría paso a su exitosa carrera, coincidió con su película El demonio y la carne.
En 1941 cuando sólo contaba con 35 años "La divina" se retiró tras rodar La mujer de las dos caras. Más tarde se supo que su abandono se debió a que ella nunca quiso envejecer de cara al público. Desde ese momento se la conoció como "La misteriosa" por el secreto que rodeaba su vida privada y que dio pie a numerosos rumores. Mantuvo sonados romances tanto con hombres como con mujeres, casi todos compañeros de profesión aunque nada de esto afectó a su envidiable carrera cinematográfica.
En 1951 se nacionalizó americana. Fue nominada en tres ocasiones al Oscar como mejor actriz por Anna Christie, Romance y Ninotchka y aunque en ninguna de las tres ocasiones consiguió la estatuilla, en 1954 la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le concedió un Oscar especial "en reconocimiento a su interpretaciones". Además de este galardón, obtuvo en dos ocasiones (1930 y 1941) el premio de la critica de Nueva York por sus interpretaciones en Ana Karenina y La mujer de las dos caras.
Es curioso destacar lo que comentó Paul Newman en una ocasión acerca de ella: "Jamás he sentido envidia por nada ni por nadie. Solamente por los actores que tuvieron la dicha de trabajar con ella. Cómo lamento no haber pertenecido a aquella época. Incluso hubiera sido su director en más de una ocasión. Bueno, si ella lo hubiese aceptado, claro".