A los dieciséis años, Woody Allen comienza a enviar historias de humor a diferentes periódicos. Después de escribir varias obras para la televisión y numerosas crónicas para revistas como Playboy, en 1961 decide subirse al escenario. Y pronto empieza a recorrer algunos cabarets y platós de televisión.
El productor Charles K. Feldman se fija en él y le ofrece la posibilidad de escribir el guión de ‘¿Qué tal, Pussycat?’ (1965) y un año más tarde participa en el de ‘Casino Royale’. Al mismo tiempo, debuta como director con ‘Lily la tigresa’, una cinta de espías japoneses en la que también actúa. Allen continúa con la comedia ‘Toma el dinero y corre’ (1969), antes de protagonizar ‘Sueños de un seductor’ (1972), de Herbert Ross. Pocos otros cineastas dirigirán a Woody Allen, Martin Ritt en ‘Primera plana’ (1976); Jean-Luc Godard en ‘King Lear’ (1987), y Paul Mazursky en ‘Escenas de una galería’.
Como realizador, Woody Allen se pasa al estilo cómico y satírico en películas como ‘Todo lo que usted quería saber sobre el sexo (pero temía preguntar)’ (1972) y ‘El dormilón’ (1973), y el público comienza a verle como un pequeño y bondadoso hombre con gafas algo torpe. Sin embargo, se impondrá gracias a sus obras más personales, teñidas de melancolía, aunque siempre con un cierto tono de burla hacia sí mismo, como ‘Annie Hall’ (1977) –por la que gana el Oscar al Mejor Director y al Mejor Guión-, y ‘Manhattan’ (1979). Ambas las protagoniza su primera musa, Diane Keaton. El cineasta homenajeará a Ingmar Bergman en los dramas ‘Interiores’ (1978), ‘Septiembre (September)’ (1987) y ‘Otra mujer’ (1988).
Los años ’80 estuvieron marcados por el reencuentro con Mia Farrow, su nueva musa, que aparece en varios de sus largometrajes como ‘La comedia sexual de una noche de verano’ (1982) y ‘Maridos y mujeres’ (1992). Adorado por los cinéfilos europeos, el cineasta neoyorquino se enamora de su cultura inspirándose en Tchekhov en ‘Hannah y sus hermanas’ (1986), por la que gana el Oscar al Mejor Guión; Dostoievski en ‘Delitos y faltas’ (1988), y Kafka en ‘Sombras y niebla’ (1991). Con cierta nostalgia, el cineasta rinde homenaje al music-hall en ‘Broadway Danny Rose’; a la radio de antaño en ‘Días de radio’, y al séptimo arte en 'La rosa púrpura del Cairo’.
Su sonada ruptura con Mia Farrow (Allen comparte ahora su vida con la hija adoptiva de ambos) no altera su productividad como cineasta. Se reencuentra con Diane Keaton en la brillante comedia policíaca ‘Misterioso asesinato en Manhattan’ (1993). Al realizador le gusta trabajar con jóvenes talentos como Mira Sorvino y Edward Norton en la comedia musical ‘Todos dicen I love you’, y Leonardo DiCaprio en ‘Celebrity’. La dimensión cómica de películas como ‘Granujas de medio pelo’ y ‘La maldición del Escorpión de Jade’, se enriquece gracias a la reflexión sobre la creación artística que hace en ‘Desmontando a Harry’, ‘Un final made in Hollywood’ y ‘Acordes y desacuerdos’.
A mediados de los 2000, Allen rompe con su tendencia de rodar en Nueva York, para grabar en tres ocasiones consecutivas en Londres. La primera es ‘Match Point’ (2005), protagonizada por su nueva actriz fetiche Scarlett Johansson; la segunda ‘Scoop’, y la última ‘El sueño de Casandra (Cassandra's Dream)’. Woody Allen continúa con su gira por Europa en España donde rueda ‘Vicky Cristina Barcelona’ (2008), protagonizada por Scarlett Johansson, Penélope Cruz y Javier Bardem.
Un año después el realizador regresa a su ciudad natal para dirigir ‘Si la cosa funciona’, un retrato de un cincuentón depresivo al que interpreta Larry David. En 2010 estrena en las salas ‘Conocerás al hombre de tus sueños (You Will Meet a Tall Dark Stranger)’, una comedia romántica protagonizada por Josh Brolin, Naomi Watts, Anthony Hopkins, Freida Pinto y Antonio Banderas. En ‘Medianoche en París’, relata el viaje de una pareja neoyorquina de vacaciones en la ciudad de la luz. Esta vez se rodea de estrellas como Rachel McAdams, Owen Wilson, Marion Cotillard y Carla Bruni, la primera dama de Francia. La película inaugura el Festival de Cannes de 2011.