Figura central en el desarrollo del cine de terror contemporáneo. Su primera película, La noche de los muertos vivientes (1968), redefinió el género, no sólo por su violencia explícita, sino por el punto de vista satírico de una sociedad americana que reflejaba el caos del momento. Las obras de Romero, ética y sexualmente integradas, feministas y siempre escépticas respecto a la sabiduría convencional, ejemplifican el ala más progresista, y a veces reaccionaria, del género.
Inspirado por Los cuentos de Hoffman de Michael Powell, Romero se dedicó a la publicidad antes de escribir, editar, rodar y dirigir La noche de los muertos vivientes. Con un presupuesto final de 144.000 dólares, la película se convirtió en un punto de referencia del cine independiente por ser una descarnada parábola de la típica familia americana que se consume a sí misma, que no deja de sorprender.
Romero hizo varias películas de bajo presupuesto en su amado Pittsburgh, antes de consumar su reputación con dos maravillosas obras: Martin (1977), una conmovedora e increíblemente alarmante historia sobre un chico solitario que esta convencido de que es un vampiro; y Zombi (1978), que transcurre en un típico centro comercial de una zona residencial, donde un grupo de supervivientes se ve asediado por los zombis de sus propios demonios. Una intensa y apocalíptica película que destaca por el humor negro de Romero y que se convirtió en la película más rentable de la historia de las producciones de cine independiente.
Romero continuó haciendo interesantes películas a lo largo de los años ochenta y noventa. Los caballeros de la moto (1981) es una conmovedora película basada en la leyenda de Arturo. Ed Harris interpreta al líder de un grupo que recrea feria medievales con jinetes sobre motos, en vez de caballos. Creepshow (1982), con guión de Stephen King, es una obra más comercial con mayor presupuesto y un reparto de actores conocidos. La película, inteligente y bien estructurada, fue todo un éxito comercial y de crítica. El día de los muertos (1985) es una película que va ganando en claustrofobia a medida que avanza, y es su tercera película de zombis.
La primera película que Romero hizo junto a un gran estudio fue Atracción diabólica (1988), un peculiar y emocionante thriller que Newsweek definió como "un éxito para morderse las uñas". Los ojos del diablo (1990), que hizo en colaboración con Dario Argento, consiste en dos viñetas inspiradas en relatos cortos de Edgar Allan Poe. La mitad oscura (1993), protagonizada por Timothy Hutton en una maravillosa interpretación dual, recibió el elogio de la crítica y se encuentra entre una las mejores adaptaciones de una novela de Stephen King.
El rostro de la venganza (2000) es una tensa y espeluznante historia de venganza cuyo protagonista pierde la identidad y queda, literalmente, sin rostro.
A finales de 2004 Romero volvió a ponerse en la silla del director para rodar su cuarta película de zombies, La tierra de los muertos vivientes. La película se estrenó en junio de 2005 y fue una de las que recibió mejores críticas del verano. Con el éxito de La tierra de los muertos vivientes, Romero volvió a los inicios, por la ruta independiente, con El diario de los muertos, que contaba con un presupuesto de menos de 3 millones de dólares y con la que Romero mostró al mundo hasta donde se puede llegar con un buen guión y mucho talento. Diario se estrenó a mediados de febrero de 2008, y fue aplaudida por la crítica.
En una época en que las películas de terror ya no son algo trivial, y tras el éxito del remake de El amanecer de los muertos en 2004, toda una nueva generación ha podido conocer la obra de Romero. En los últimos años Romero ha recibido premios a los éxitos de una carrera y se han hecho retrospectivas en su honor en el Museo Americano del Cine, el Festival de Cine de Torino, la revista Fangoria, y el Festival de Cine de Terror de Nueva York, entre otros. Su mayor honor hasta la fecha ha sido el que la Academia de las artes y las ciencias cinematográficas le invitara a dar la conferencia George Pal sobre películas de terror. Fue la primera vez que la Academia invitaba a un director de cine de terror a hacer un discurso.
Su destacable inteligencia y sentido de la innovación como director, además de su gran capacidad por asustar convierten a George Romero en uno de los más destacados directores de género del thriller y el terror.