José Saramago nació en Azinhaga, Portugal, en noviembre de 1922, aunque la mayor parte de su vida adulta la pasó en Lisboa, donde sus padres emigraron por razones de supervivencia económica. Profesionalmente fue cerrajero, mecánico, administrativo, traductor, crítico literario y editor. Escribió una novela a los 23 años, pero decidió que no tenía nada que decir y durante los siguientes 20 años no volvió a publicar. Más tarde, en la madurez, escribió poesía, un libro de viajes (Viaje a Portugal), teatro y, por fin, novela cuando estaba a punto de cumplir 60 años, que es la edad en que otros piensan en la jubilación. Desde que publicó Levantado del suelo, no ha dejado de escribir con regularidad, abordando, con su peculiar y trasgresor estilo, los más diversos temas, siempre partiendo de un imposible que se acaba instalando en el imaginario del lector.

Saramago ha separado la Península Ibérica de Europa, ha puesto a dialogar a un Fernando Pessoa muerto con su heterónimo Ricardo Reis vivo, hizo que Jesucristo reflexionara sobre el poder y la culpa y pretendiera escapar de los designios de un Dios aburrido, convirtió en ciegos a todos los habitantes de una ciudad o todos los habitantes de una ciudad, quizá la misma, votaron en blanco en un alarde de ciudadanía sin precedentes. En estos momentos, escribe sus memorias de cuando era niño y adolescente. Está traducido a más de 40 idiomas y publicado prácticamente en todos los países del mundo. Es además autor, en colaboración con el músico italiano Azio Corghi, de tres óperas estrenadas en Alemania, Milán y Portugal. Algunas de sus novelas han sido o están siendo llevadas al cine, aunque Saramago considera que el discurso literario y el cinematográfico no confluyen, corren por caminos paralelos.

En 1998 recibió el Premio Nobel de Literatura. Militante de izquierdas, está siempre dispuesto a sumar su voz a la de quienes necesitan un mundo distinto para poder vivir con dignidad. De él mismo ha dicho: “Cuanto más viejo, más libre, cuanto más libre, más radical.