Si pausas 'Titanic' a las 2 horas y 15 minutos verás una escena basada en un triste y tierno testimonio real: "Aprieta la mano de mami y sé una niña buena"
Randy Meeks
-Redactor de cine y series
Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

James Cameron no dudó ni un momento en meter la realidad dentro de la ficción

Cuando James Cameron estrenó Titanic en 1997, intentó contar las historias reales que habían ocurrido dentro del barco. Para ello se informó, buscó, indagó y acabó invitando a una superviviente del naufragio que aún seguía viva, Eleanor Shurman, a la premiere. Al terminar, dijo que lloró mucho viéndola y que sus escenas favoritas eran las iniciales, con el barco hundido. Por aquel entonces solo quedaban siete supervivientes: ahora ya no hay ninguno después de que la última, Millvina Dean, falleciera en 2009 después de ser rescatada con solo dos meses de edad.

Your Hart will go on

Una de las últimas supervivientes, que falleció en 1996, justo antes del estreno de la película de Cameron, fue Eva Hart, que en el momento del hundimiento tenía siete años. Curiosamente, su madre estaba inquieta en su camerino y apenas podía dormir porque pensaba que llamar a tu barco "imposible de hundir" era reírse en la cara de Dios. Y, efectivamente, sus mayores miedos acabaron, como sabemos, haciéndose realidad.

La historia de Hart aparece en Titanic muy brevemente: su padre, Benjamin Hart, le dice "Aprieta la mano de mami y sé una niña buena", y solo vuelve a aparecer de fondo en algunos planos. Obviamente, falleció en la tragedia y como tal se refleja en la cinta. No fue la única historia real, pero saber lo que pasó hace que se nos encoja un poquito el corazón.

Aunque Hart no llegó al estreno de Titanic, algunos de los supervivientes sí lo hicieron y se negaron a asistir a la premiere alegando que ya lo pasaron suficientemente mal durante la proyección de La última noche del Titanic en 1958, y que se marcharían en el mismo momento que empezara el hundimiento. Tristemente, ya no queda nadie que pueda decirnos si el acercamiento de Cameron fue realista o no.

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