La película austriaca se estrena en las salas de cine españolas el próximo 8 de noviembre
Para Agnes (Anja Plaschg), la vida en la Alta Austria de mediados del siglo XVIII es una tortura. Después de casarse con Wolf (David Scheid), la felicidad parece más fuera de su alcance que nunca. Su matrimonio significa trabajar en un contexto de expectativas incumplibles y se siente atrapada, sobre todo en sí misma. Por eso siente cada vez más envidia del cadáver de un ejecutado, que el verdugo ha colocado en una colina como un monumento conmemorativo.
La sinopsis de El baño del diablo, la película austriaca escrita y dirigida por Severin Fiala y Veronika Franz, refleja la crudeza del largometraje que, tras su buena acogida en la pasada edición del Festival de Cine de Berlín, en la que recibió un Oso de plata por mejor contribución artística, acaba de presentarse también en el Festival de Cine de Sitges que está teniendo lugar estos días en la ciudad catalana.
Cuarto largometraje dirigido mano a mano por Fiala y Franz tras Kern, Buenas noches, mamá y The Lodge, El baño del diablo ha sido elegida también para representar a Austria en la próxima edición de los Premios Oscar y optar a estar entre las nominadas a Mejor película internacional.
"Tenéis que ir a verla si os gustan las texturas del 'folk horror', las texturas tanto a nivel de imagen como a nivel psicológico", adelanta Alejandro G. Calvo en su crítica para SensaCine tras el visionado de la película en Sitges. "Aunque no es una película 'folk horror' en sí misma", advierte, "sino que coge esa estética y parte de esa mitología pagana, puesto que toda la acción se desarrolla en el siglo XVII, en una época precristiana, en comunidades rurales con un ambiente tremendamente opresivo, de soterrada violencia y con elementos extraños que se acercan a ese fantástico que envuelve al 'folk horror'".
"A medida que la película se va volviendo más y más extraña, esa opresión, ese paisaje moral nihilista hace que verla sea toda una experiencia con la que tú sobrevives principalmente por dos razones: primero, por la maravillosa interpretación de la actriz principal, Anja Plaschg; y en segundo lugar por la puesta en escena de sus dos directores, puesto que es su película mejor dirigida. Tiene una puesta en escena pausada, tranquila, muy medida y con una presencia muy potente del entorno que rodea a todo lo que le ocurre a la protagonista", elogia el crítico.
Una película muy desasosegaste que se va adentrando en el horror y que se podría considerar un true crime porque está basada en textos de la época en los que se cuenta que esto ocurría. Es un relato violento y triste. Una película bastante especial
"El baño del diablo de entrada se abre con una imagen alucinante. Y como las imágenes son bellísimas, lo aberrante que vemos en ellas cobra un doble significado y permite que sobrevivamos a ellas, pero no que dejen de ser horribles", continúa antes de describir la impactante y cruda escena con la que comienza la historia y que, en apenas 3 minutos define perfectamente al espectador el mundo en el que transcurre el relato que va a contar".
"Es una película que habla sobre la depresión, sobre la tristeza, sobre la soledad, sobre la alienación y sobre el estar completamente aislado", reflexiona. "Una película dura, pero fascinante. Un relato muy potente, muy bárbaro y con una puesta en escena que puede recordar a La bruja de Robert Eggers".
La película se estrena el 8 de noviembre de 2024.