Sólo dura hora y media y está en Netflix: una angustiosa película de terror y ciencia ficción que no ofrece un respiro

Sin espacio al aburrimiento

Hacer una película en un único escenario tiene grandes complicaciones, sobre todo porque hay que pensar en cómo mantener intrigado siempre al espectador cuando apenas hay desplazamiento espacial. Es algo que el teatro puede solventar bien, y por eso muchas películas que adaptan obras tienen unas evidentes limitaciones en cuanto a localizaciones.

Por eso, cuando sale bien, resulta especialmente remarcable, como en el caso de Oxígeno. Una buena peripecia del director Alexandre Aja, que regresa a los cines con Nunca te sueltes. El cineasta francés dirige a Mélanie Laurent en una tensa historia de terror y ciencia ficción de hora y media que no ofrece ni un respiro.

Una mujer despierta en una cámara criogénica sin memoria y advertida por una Inteligencia Artificial llamada M.I.L.O. de que sólo tiene un 32% de oxígeno. Hace varias preguntas a M.I.L.O. hasta que recupera su nombre de una imagen, Dra. Elizabeth "Liz" Hansen. Ella le pide a M.I.L.O. que desbloquee la cámara, y él le pide la contraseña al administrador para obedecer la orden.

Liz recuerda que está casada y consigue ponerse en contacto con su agenda. Llama a la policía y un inspector intenta calmarla. Le pide el fabricante y el número de la cámara para localizar a Liz y conocer la contraseña de administrador. Mientras el oxígeno se reduce, Liz descubre dónde se encuentra y por qué no puede desbloquear la cámara.

El guion de esta película fue dando tumbos durante varios años antes de llegar a término. En cierto punto iba a estar protagonizado por Anne Hathaway, pero se terminó saliendo, y Alexandre Aja iba en un principio a producirlo pero no a dirigirlo, pero terminó asumiendo las tareas cuando encontró un reparto sólido.

'Oxígeno': claustrofobia espacial

La película tira de ingenio para solventar el limitado espacio en el que se mueve la protagonista. Un poco al estilo de Buried (Enterrado), pero con mucha más locura propia de la ciencia ficción. El uso de la Inteligencia Artificial le permite tomar atajos a nivel de guion, pero sin que deje de resultar solvente en todo momento.

Y es que el ejercicio de dirección consigue imponerse, con la cámara fijándose bien en las expresiones de su actriz, un buen clavo al que acogerse. Desde ahí va haciendo un gran trabajo en el ritmo con el que se desarrolla la acción, y en el tono que mantiene tensa la cuerda del terror. Todo en poco más de hora y media.

Puedes ver Oxígeno en Netflix.

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