No pegaban rugidos, pero preferimos pensar que sí
Las primeras películas de dinosaurios de la historia estaban enmarcadas dentro de un género que a día de hoy se ha perdido: las comedias de trogloditas. O sea, como Los Picapiedra pero a inicios del siglo XX. Por aquel entonces ya había novelas y cómics de todo pelaje sobre los grandes reptiles: aunque nos gusta creer que solo se popularizaron tras Parque Jurásico, lo cierto es que la Dinomanía existió mucho antes y a lo largo de diferentes décadas. Pero Steven Spielberg sí hizo algo que el resto no vio venir: convirtió el rugido del T-Rex en un mito.
Groaur
Cuando se dice que Parque Jurásico cambió la historia del cine es literal: las salas empezaron a instalar el sonido DTS, que actualmente es estándar, solo para que la película se escuchara como debía. Y así, el público aplaudió absolutamente anonadado la mezcla de sonidos de un bebé elefante, un tigre y un cocodrilo. O lo que es lo mismo: el rugido del Tiranosaurio tal y como lo conocemos ahora. Y tiene mérito haberse arriesgado tanto, porque por aquel entonces solo se habían encontrado siete esqueletos de la criatura. Más o menos.
Pero lo cierto es que la ciencia ha desacreditado a la película. De hecho, el T-Rex habría tenido sonidos más similares a los de un pájaro: ningún animal por aquel entonces tenía nada similar a las cuerdas vocales, así que los dinosaurios tampoco. El rugido era imposible. Quizá sonaran como los sonidos siseantes de un cocodrilo o los sonidos de algunas aves, pero hay dudas al respecto. Lo que está claro es que el T-Rex no nos habría impactado tanto si piara en vez de rugir.
Hay que tener en cuenta, además, que la piel del T-Rex probablemente no era como la vimos en la película: estaría cubierta de plumas, parecido, según dicen, a las avestruces o los emús. Definitivamente, Spielberg supo cuándo decir "Bueno, la ciencia tiene razón solo a veces". Por suerte.