Nadie dijo que plagiar fuera fácil
Si eres un aficionado al cine trash, a estas alturas no te voy a descubrir nada sobre el cine filipino a partir de los años 60, cuando se dedicaron a hacer todo tipo de plagios y parodias con personajes de los que no tenían la licencia, como Batman, James Bond o cualquier cosa que fuera popular en ese momento. Costaban cuatro duros, tenían cierto tirón en taquilla (lo suficiente para poder hacer más películas) y así seguían en un ciclo que, visto ahora, es muy, muy loco. Y puede que ninguna película ejemplifique mejor esta locura que Si Maryo Si Goko, un crossover entre Bola de Dragón y Super Mario Bros en el que también hay vampiros y ninjas shaolin. ¿Pero por qué esto existió?
Vamos con afán a plagiar esta vez
La película en cuestión se estrenó en 1995, una época en la que Dragon Ball ni siquiera había aparecido en algunos países, como Estados Unidos, donde su éxito sería, a posteriori, clave para el desarrollo de la franquicia. Sin embargo, en 1993, durante su emisión en Filipinas, la obra de Akira Toriyama adquirió, como en casi todos los sitios, un estatus de culto. El director y guionista, Bibs Austria, decidió que era el momento perfecto para juntar dos de las grandes obsesiones del público de la época. Por probar, ¿qué perdía?
Obviamente, la película no tiene nada que ver ni con una saga ni con otra, era una simple comedia de acción con gente haciendo cosplay en la que podemos ver algunas incongruencias como ver a Mario utilizando un teclado como arma en lugar de un mando de NES. Aunque, en realidad, esto tiene sentido: en Filipinas, el juego se hizo popular no en la consola oficial de Nintendo, sino en una copia pirata para MS-DOS. Malísima, pero con sentido. Ah, sí, aquí tenéis la película al completo. De nada.
La película formaba parte de un subgénero filipino llamado Seven Seven, que básicamente eran rodajes de bajísimo presupuesto que tenían que terminarse en siete días para dar algún beneficio rápido. El resultado le tenéis delante de nosotros: Nintendo ni siquiera se molestó en denunciar. O sea, llegados a este punto, ¿de qué iba a servir?