Es el proyecto más ambicioso que el veterano cineasta asumió como director pero no logró sorprender a otro cineasta, con quien cruzó algunas declaraciones polémicas
Clint Eastwood se convirtió en una de las caras más conocidas de la industria cinematográfica gracias a sus papeles en películas como Por un puñado de dólares y Harry, el sucio, pero el intérprete también ha destacado notablemente en su faceta como director, que comenzó en los años 70, cuando ya era una estrella delante de las cámaras, pero a la que ha dedicado la mayor parte de su carrera en las últimas décadas. De hecho, hace tiempo que Eastwood no trabaja como actor fuera de sus propias películas y en últimamente ni siquiera eso. No obstante, a pesar de su avanzada edad, 94 años, el cineasta ha estrenado este 2024 una nueva película, Jurado Nº 2, que esta semana verá la luz en 'streaming' tras un breve paso por las salas de cine.
La primera vez que Eastwood se puso detrás de las cámaras fue en 1971 y, a lo largo de sus 50 años como realizador, ha sido galardonado dos veces con el Oscar al mejor director: por el western de venganza Sin perdón y por el drama de boxeo Million Dollar Baby.
Sin embargo, Eastwood demostró su faceta más ambiciosa en cuanto a producción cinematográfica en el género bélico, cuando en 2007 estrenó una especie de díptico: Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, estrenadas con apenas tiempo de diferencia y que giraban en torno al mismo conflicto, la batalla de Iwo Jima en 1945, pero desde dos perspectivas diferentes: desde el bando estadounidense la primera y la segunda desde la perspectiva japonesa.
Económicamente, los proyectos tuvieron un desempeño similar pero diferente: si bien Banderas de nuestros padres devoró un presupuesto estimado de 90 millones de dólares y solo generó 65,9 millones de dólares en la taquilla mundial, Cartas desde Iwo Jima recaudó 68,7 millones de dólares, pero su producción sólo costó 19 millones de dólares y, por lo tanto, fue mucho más rentable.
La respuesta de la prensa fue positiva en ambos casos, pero Cartas desde Iwo Jima también recibió grandes elogios de la industria cinematográfica y 4 nominaciones al Oscar: ganó en Mejor montaje de sonido, pero compitió en las destacadas Mejor película, Mejor director y Mejor guion, mientras que Banderas de nuestros padres tuvo que conformarse con dos nominaciones: una por mezcla de sonido y otra por edición de sonido.
"Una las mejores películas que he hecho": preguntan a Clint Eastwood el trabajo del que se siente más orgulloso y elige una de las más desconocidasAmbas películas resultaron ser, además, el detonante de una disputa mediática entre Eastwood y el director Spike Lee a raíz de unas declaraciones de este último a The Guardian en 2008, cuando habló críticamente sobre el doble acto de la película de guerra de Eastwood.
Lee, que unos meses después estrenaría su propia película sobre la Segunda Guerra Mundial, Miracle at St. Anna, lamentó que Eastwood hubiera hecho "dos películas sobre Iwo Jima que juntas duran más de cuatro horas y no había ni un solo actor negro en pantalla" y el veterano director no tardó en responderle rápidamente:
“La historia es 'Banderas de nuestros padres', la famosa fotografía en la que se iza la bandera, y no fue así. Si sigo adelante y pongo a un actor afroamericano allí, la gente diría: 'Este tipo ha perdido la cabeza'. Quiero decir, no es exacto. Un tipo como ese debería cerrar la boca
"Estoy interpretando la película de la manera en que la leo históricamente, y así es. Cuando hago una película y es 90% negra, como Bird, entonces uso 90% de gente negra", añadiría Eastwood tras sugerir que Lee estaba tratando de adquirir atención mediática para el beneficio de su película.
Tras la reacción Spike Lee se mostró "conciliador" a su manera: "En primer lugar, el hombre no es mi padre y tampoco estamos en una plantación. Es un gran director. Él hace sus películas, yo hago las mías… Y un comentario como 'Un tipo como ese debería callarse la boca'… Vamos, Clint, vamos. Suena como un viejo enfadado".
No obstante, como señala Marc Eliot en su biografía de Eastwood, American Rebel: The Life Of Clint Eastwood, Lee movió sus hilos para limar asperezas y eso incluía la mediación de un amigo en común conocido en todo el mundo: el mismísimo Steven Spielberg. Spielberg logró explicarle a Eastwood que Lee simplemente estaba tratando de señalar que los logros de los soldados afroamericanos durante la Segunda Guerra Mundial apenas fueron discutidos en los medios y usó las películas de Eastwood como ejemplo sin malas intenciones. También se dice que Spielberg señaló que el intercambio de declaraciones entre Lee y Eastwood se produjo a través de noticias exageradas, a veces sin contexto, que alimentaron el malentendido.