J.K. Rowling siempre cuidó al máximo la lógica dentro de sus libros, pero en su traspaso a la gran pantalla una parte de ésta fue dejada de lado.
En aquellos tiempos en los que aún no habían sido publicados todos los libros de la saga de Harry Potter, los fans poco a poco iban valorando el pensamiento a largo plazo de J.K. Rowling, y el cuidado con el que planificaba su historia. De hecho, la última frase de Las reliquias de la Muerte, séptimo libro, fue la primera que escribió, y desde entonces no hizo más que llegar con naturalidad hasta ahí, blindando en su mayor parte un argumento bastante resistente a la búsqueda de fallos.
Eso no quiere decir que todo sea coherente en estas obras y, aún menos, que lo haya sido en las adaptaciones cinematográficas que fueron llegando a los cines entre 2001 y 2011. Éstas tuvieron que lidiar tanto con las distintas visiones artícias -hasta cuatro directores llegaron a pasar por la saga-, como con las dificultades inevitables de adaptar libros tan voluminosos a pelis de poco más de dos horas. El resultado, en general, fue bastante bueno, pero por el camino se quedaron multitud de agujeros de guion derivados de la complejidad de redactar los guiones. En SensaCine, sin que eso signifique que no seamos fans de las películas -más bien lo contrario- enumeramos varios de ellos. ¡Adelante!
Cuando Harry ensayaba el Lumos Maxima sin remordimientos de conciencia
La mayoría de estos fallos no viene por ausencias o cosas mal adaptadas de los libros, sino por pequeños desajustes que acaban destruyendo la lógica interna de las propias películas. En este primer ejemplo, el espectador había visto claramente cómo a Harry le era prohibido practicar magia fuera de la escuela, y sin embargo, al comienzo de El prisionero de Azkaban, le vemos practicando bajo las sábanas un determinado conjuro. Como resultado queda una escena de apertura indudablemente efectiva, pero cuando minutos después Harry tiene problemas por volver a usar la magia y nadie se acuerda de la vez anterior, el sentido es finalmente desterrado.
Cuando Hermione metió en líos a Ron y Harry. Sí, Hermione.
Remontándonos a la primera película, asistimos a los primeros pasos de la relación entre los tres protagonistas. Harry y Ron -sobre todo Ron- al principio no tragan a Hermione, y la razón, más que porque la chica sea supuestamente una sabelotodo, podría remontarse a cuando ella se empeña en llevarlos a ver una vitrina de trofeos que ilustran el pasado deportivo del padre de Harry. En este paseo nadie parece reparar en la hora -salvo Hermione, porque, al fin y al cabo, es Hermione- y como resultado pronto han de huir de Filch y la Señora Norris para que no los pillen fuera de los dormitorios. Si le añadimos que luego se encuentran a Fluffy, empezamos a ver a Hermione como la bromista más despiadada del mundo.
Cuando a nadie le importó aclarar quiénes eran los Merodeadores
Son muchos los que, cuando se confirmó que sería Animales fantásticos el 'spin-off' de Harry Potter, se lamentaron de que no hubiera sido elegida la historia de los Merodeadores, es decir, del padre de Harry y sus amigos de Hogwarts: Remus Lupin, Sirius Black y Peter Pettigrew. Ellos fueron los inventores del Mapa del Merodeador que llega a manos de Harry en El prisionero de Azkaban, y de hecho el propio Lupin lo descubre, pero se niega a explicar de dónde procede. Y llega el final del film, y nadie lo ha hecho, quedándonos con que el mágico artilugio lo han diseñado unos tales Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta.
Cuando en Hogwarts sólo se celebraban partidos de quidditch si le convenía a la trama
La presencia del deporte mágico por excelencia en la saga fílmica ha sido muy variable y, en su mayoría y comparado con el libro, escasa. Es comprensible que de cara a que cada película tuviera una adaptación digerible se omitieran muchos de los partidos de quidditch que aparecen en las novelas, pero muchas veces se nota demasiado que los guionistas sólo los incluyen si es estrictamente necesario. Esto es, si el partido de turno es indispensable para la trama, aunque haya ocasiones en que pese a todo encuentran cómo saltárselo -como los Mundiales de quidditch de El cáliz de fuego- y otras en las que se nota que han perdido las ganas de rodar este tipo de escenas -como todos los partidos que presenciamos más allá de La Cámara Secreta.
Cuando los padres de Neville fueron torturados sin que supieran por quién
El pasado de Neville Longbotton es una parte importante del universo de Rowling, pero al no tocar directamente a Harry, era probable que los guionistas decidieran omitirlo. No lo hicieron, pero la plasmación de esta subtrama fue un poco confusa, ya que nunca se nos aclaraba la identidad de quien había torturado a los Longbottom hasta la muerte. Todo apuntaba a Barty Crouch en El cáliz de fuego, pero en La orden del Fénix de repente apareció Bellatrix Lestrange afirmando que tenía un asunto pendiente con Neville. Sin ninguna explicación.
Cuando el Expelliarmus valió absolutamente para todo
Con todo lo que rodea al hechizo estrella de la saga tenemos algo parecido al caso "Onda Vital" en la traducción al castellano de Dragon Ball: se utiliza absolutamente para todo. Aunque en teoría sea una herramienta de desarme, los expelliarmus de las películas van sucesivamente siendo más poderosos, hasta convertirse en ataques directos que mandan a los enemigos a volar por los aires. En Las reliquias de la muerte de repente vuelve a ser un mero hechizo de desarme, menos vistoso pero indispensable para la trama.
Cuando Harry olvidó cómo se hacía el Patronus
El que Harry por fin consiguiera invocar un Patronus corpóreo era uno de los momentos cumbre de El prisionero de Azkaban, simbolizando una especie de victoria moral contra los dementores. Por eso fue tan enervante que, al principio de La orden del Fénix, un año y medio después, Harry se encontrara con otra de estas temibles criaturas y, tras recitar Expecto Patronum, sólo brotara una pequeña bola plateada nada parecida a un ciervo de su varita... que aún así era suficiente para mandar al dementor a paseo.
Cuando Lavender cambió su color de piel sin necesidad de ningún hechizo
Con este agujero de guión nos enfrentamos a uno de los sucesos más lamentables de la saga de Harry Potter en el cine. Y es que Lavender Brown, alumna de Hogwarts que en El misterio del príncipe se convertiría en la agobiante novia de Ron, había sido interpretada por Jennifer Smith, una actriz afroamericana, en las películas anteriores... probablemente cuando nadie sabía que acabaría teniendo un papel relevante. Llegado el momento, Jessie Cave la sustituyó. No queremos ser mal pensados, pero que una actriz afroamericana sea apartada por otra blanca en cuanto su personaje gana líneas de diálogo suena realmente mal.
Cuando la poción multijugos tuvo efectos muy arbitrarios
Siguiendo con cambios de apariencia extrañísimos, hemos de hablar de la poción multijugos. Este elixir puede convertirte en cualquier persona que quieras y de la cual hayas conseguido un par de pelos, pero Hermione no explicó muy bien sus efectos en La cámara secreta. Y es que, si Harry y Ron conservaron sus voces originales al convertirse en Crabbe y Goyle, y más tarde en Albert Runcorn y Reginald Cattermole, Barty Crouch Jr. no pasó por eso al disfrazarse de Ojoloco Moody. Y así pasó que tardaron tanto en pillarle.
Cuando Harry no tuvo ni de broma los ojos de su madre
"Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche", le escribía una Ginny enamoradísima al protagonista en la novela de La cámara secreta. Y, en efecto, el estudio se preocupó de cambiarle el color de ojos al protagonista para que se adaptara a esta descripción -al menos en La piedra filosofal-, pero no de adaptarse a la frase que todo el mundo le dice en las películas, "Tienes los ojos de tu madre". Y no. Como vemos en Las reliquias de la muerte Parte II, Lily Evans, encarnada por Ellie Darcey-Alden, tiene los ojos de un espectacular tono castaño.
Cuando Harry no vio a los thestrals
Estas siniestras -pero pacíficas- criaturas pueden ser vistas por los seres humanos una vez éstos han presenciado cómo alguien muere. Harry comenzó a verlos en quinto año, tras la muerte de Cedric Diggory, pero dado que éstos son los encargados de tirar de los carruajes de Hogwarts, ¿cómo es que no los vio al final de su anterior curso? Dado que este error también se encuentra en la novela, J.K. Rowling ha justificado esto con mucho cuajo, diciendo que por entonces Harry "aún no lo había asimilado". Pero, ¿qué pasa con sus padres? Él, aunque bebé, estaba presente en el momento en que Voldemort los mató, ¿cómo es que tardó cinco años en ver a los thestrals?
Cuando Ron no sabía nada y Hermione lo sabía todo
Aunque es fácil entender los motivos de este error recurrente -hallar en Ron un incansable alivio cómico, y convertir a Hermione en un personaje 100% admirable-, éste acaba teniendo consecuencias enervantes. Y es que al final pierde toda lógica que Ron, siendo hijo de una familia de magos, no sepa absolutamente nada de su mundo -que al fin y al cabo, era su función dentro del grupo en el libro-, y que en contrapartida Hermione lo sepa todo, siendo una muggle. Fallo que se manifiesta en toda su amplitud en La cámara secreta, cuando Malfoy llama a Hermione "sangre sucia" y ésta reacciona con mucho dolor, mientras Ron se limita a vomitar babosas. ¿Cómo iba a saber Hermione lo que significa "sangre sucia"? Es difícil de creer que venga en los libros...
Cuando los mortífagos volaban por sí solos pero de vez en cuando iban en escobas
La decisión, muy eficaz visualmente, de hacer que los mortífagos volaran sin ayuda de escobas -algo que en los libros sólo es capaz de hacer Voldemort- deparó una gran escena al principio de El misterio del príncipe, pero también un difícil error de solventar cuando se hubo de retratar la persecución voladora al principio de Las reliquias de la muerte. Parte I. Y ahí los mortífagos aparecen montados en escobas sin ninguna necesidad ni motivo, como no sea que lanzar embrujos desde ellas es más cómodo.
Cuando Dobby reapareció porque era lo que tenía que ocurrir, ¿no?
Varios fans se sintieron muy heridos al ver cómo en El cáliz de fuego omitían entera la subtrama de Hermione, el P.E.D.D.O. y los elfos domésticos. Y no por perderse a Hermione luchando contra la esclavitud, que también, sino por el no-retorno de Dobby. No es hasta tres películas después cuando reaparece sin ninguna explicación de qué ha sido de él en esos años, pero este error lo podemos perdonar: es tan emotiva la escena de su muerte minutos después que no hay fuerzas para quejarse.