Para M. Night Shyamalan, su película recién estrenada Tiempo, tiene mucho de personal y mucho más de real de lo que pudiera parecer. Y algo que le emociona especialmente es que varios aspectos familiares han condicionado esta inquietante producción que ha liderado la taquilla en EEUU y en España la semana de su llegada a los cines.
La génesis de Tiempo comenzó, literalmente, con un regalo que sus hijas le hicieron el Día del Padre, según explican las notas de producción de la película. Era una novela gráfica de 2011 inspirada en una playa asturiana, contemplativa y que invitaba a pensar: Castillo de Arena, del escritor francés Pierre Oscar Lévy y el artista Frederik Peeters.
La novela gráfica, que trataba de un grupo de personas veraneando en una playa aislada que descubrían que estaban envejeciendo rápidamente, despertó inmediatamente la imaginación de Shyamalan.
Contar una historia centrada en torno a una familia resultó algo muy personal para el director, que entre sus inquietudes más recurrentes estaba el paso del tiempo, tanto en lo que respecto a sus padres que estaban envejeciendo rápidamente, como sus hijas, que de pronto habían crecido, casi sin que él se diera cuenta, como en la película.
Descubre la emocionante razón por la que Night Shyamalan hizo 'Tiempo'Y quizá por esa implicación tan personal el cineasta ha optado por una decisión que le emociona especialmente: por primera vez ha involucrado a sus hijas en una de sus películas. La mayor de ellas, Ishana Shyamalan, ha sido directora de la segunda unidad en Tiempo.
Aunque Ishana había escrito y dirigido anteriormente episodios de la serie Servant, la serie creada por su padre, esta ha sido su primera colaboración en el cine. "Es curioso porque, la película va de ver a tus hijos crecer muy rápidamente; ese era el sentimiento que tenía y que quería transmitir", explica Shyamalan.
Y añade: "En la vida real, mis hijas ya son mayores y son unas artistas asombrosas. Me asustaba irme de casa a rodar una película, pero teniendo a Ishana a mi lado me sentí como si no me hubiera marchado. Simplemente tenerla en la playa rodando con la segunda unidad mientras yo grababa al lado me dio mucho arrojo. Al final de cada día cenábamos juntos, a veces los dos solos. Eso me mantuvo centrado en contar la historia". Que de alguna manera, era también su historia, la de un padre que ver cómo el tiempo se le escapa entre los dedos sin poder hacer nada para remediarlo.
Además, otra de las hijas del realizador, la mayor de ellas Saleka SHyamalan —una pianista clásica convertida en cantante de R&B que este año lanzará su álbum de debut— también ha participado en película. Escribió una canción primero interpretada por Alexa Swinton como Maddox Capa, y después por Thomasin McKenzie.
"Nuestra experiencia con Saleka es la de ver a una niña pequeña que termina convirtiéndose en una cantante maravillosa", cuenta M. Night Shyamalan. "Cuando era pequeña cantaba en el coche, y nosotros decíamos: “Uf, no va a ser cantante jamás”... ¡Lo hacía fatal! Y ahora ¡es una de las voces más bonitas del mundo! No me puedo creer que yo dijera aquello y que ella creciera hasta convertirse en quién es", explica el director.
Y ese es precisamente el sentimiento que tratado de plasmar en su inquietante película. "Ese sentimiento de cómo tus hijos te sorprenden, en qué se convierten... Quería lleva eso a la gran pantalla", continúa Shyamalan. Porque en el fondo, aunque se trate de un thriller de terror, según confiesa el propio realizador: "En Tiempo traslado muchas de las emociones que yo he sentido en este proceso", concluye.