Si es que no hay que quejarse, que todo se soluciona al final
Había un motivo por el que Robert Kirkman, autor del cómic en el que se basaba The Walking Dead, quería que se hiciera una serie de televisión: simplemente, su tebeo vendería más. Además, no estaba en contra de que se adaptara, ni mucho menos cuando Frank Darabont se subió al proyecto. Lo que probablemente no imaginaba en aquel 2010 de estreno es que catorce años después la serie aún seguiría en pie y con diferentes spin-offs a punto de ver la luz. Eso sí, el cómic original terminó en 2019 de manera sorpresiva, y no ha habido una secuela (al menos de momento) escrita por él, aunque sí por otros.
¿Que pueden hacer qué?
La primera temporada solo fueron seis episodios, para ver si había un interés real del público en una serie post-apocalíptica zombie, y después de mucho márketing no hubo nadie que se quedara sin saber que la serie iba a estrenarse en Halloween de 2010. Más de cinco millones de espectadores supuso todo un éxito para AMC, pero es que a lo largo de la temporada la cifra fue aumentando hasta acabar rozando los seis en diciembre. Obviamente, tenían que seguir adelante.
Aunque, eso sí, a medida que iban pasando las temporadas, The Walking Dead iba dejando en el pasado un agujero de guion con el que los fans no podían estar de acuerdo. Y es que en este inicio, además de los zombies que caminaban con lentitud típicos de toda serie o película de género pudimos ver otros que podían subir paredes o romper puertas con rocas. Durante doce años, no volvieron a aparecer en la serie... hasta que en la temporada final decidieron que ya era hora de hacer caso a los seguidores.
Y así fue: al final de la temporada 11 de The Walking Dead supimos que hay una rama de zombies que hacen cosas que el resto de sus compañeros no son capaces, y así los productores fueron capaces de cerrar una de las mayores dudas hasta ese momento. Si al final era tan fácil como decir "¿Que si existen los zombis que hacen estas cosas? Eh... Sí, claro, pero hay pocos" y seguir adelante.