Humor flácido
por Paula Arantzazu Ruiz¿Es necesario que un cómico haga al menos una vez una película en que se trasvista de mujer? Habida cuenta del curriculum de Dustin Hoffman, Robin Williams, Tim Curry o Martin Lawrence salta a la vista que sí, que el peaje es inevitable. E incluso deseado. Para engrosar el listado de bufones que cambian los pantalones por el sujetador, Adam Sandler presenta la historia de un publicista de éxito de Los Ángeles y su hermana melliza, Jill, interpretada por el propio Sandler y todo lo contrario a una delicada damisela pese a los apuros sentimentales en los que se encuentra. A la chica no la quiere ni el más feo de la clase y se puede comprender el porqué: debe ser de los personajes más escatológicamente horrendos de la historia del cine. No provoca lástima, sino patetismo. Ni los muchos y malos chistes para encefalogramas planos, el cameo de Santiago Segura o la presencia de un Al Pacino degradándose en un espantoso product placement de una marca de donuts funcionan de Viagra para un filme tan flácido como la barriga de su protagonista. Sandler debería saber que la peluca no siempre es sinónimo de risa.
A favor: ‘Os declaro marido y marido' es peor película.
En contra: Casi todo.