Críticas
1,5
Mala
La maldición de la flor dorada

El exceso hecho cine

por Israel Paredes

Tras el éxito de Hero y La casa de las dagas voladoras, el cineasta chino Zhang Yimou, reconvertido en director de acción tras sus largos intimistas (con obras como Keep Cool o Happy Times), dirigió La maldición de la flor dorada, una suerte de consumación de lo emprendido en aquellas dos mediante una película en la que exceso visual de las dos anteriores quedaba como un simple juego. Manierista y excesiva, decididamente melodramática hasta el ridículo, La maldición de la flor dorada nos sumerge en un laberinto de tramas palaciegas en las que uno se pierde desde el comienzo sin que importe demasiado, porque aquí lo relevante es la forma con la que Yimou nos entrega la película, su exceso, su barroquismo extremo. La película es cargante, compleja sin necesidad y casi está hasta mal narrada, pero todo esto se puede olvidar se deja deleitar por el despliegue visual de Yimou que, en el fondo, no es más que un juego visual que, poco después, durante los Juegos Olímpicos de Pekin acabó convirtiéndolo en una obra maestra. Lo malo es que en cine, uno espera algo más que el esteticismo plano pensado y desarrollado para occidente.

A favor: Evidentemente la capacidad visual de Yimou, aunque sea de un total manierismo.

En contra: Que es un laberinto narrativo que acaba confundiendo al espectador.