La quimera del oro
por Mario SantiagoAunque es el debutante Mike Cahill quien consta como director y guionista de esta película agridulce y soleada, el nombre clave para comprender ‘El rey de California' es seguramente el de su productor, Alexander Payne. Responsable de un cine que disecciona con ironía, aunque sin caer en la caricatura, los temores y neurosis de la clase media americana, Payne se siente cómodo en la frontera entre la comedia y el drama: sabe exprimir la fuerza del gag al tiempo que ahonda con paciencia en la psicología de sus criaturas. ‘El rey de California' utiliza esta estrategia para elaborar un relato de reencuentro y comunión entre una jovencita responsable y precoz (Evan Rachel Wood) y un padre desastroso (Michael Douglas): un músico de jazz algo desequilibrado, excéntrico y adorable. Desgarbado y con una barba poblada, Douglas encarna la antítesis del Gordon Gekko de ‘Wall Street': lejos de todo cinismo, este pobre diablo se encarga de demostrar que (en América) los sueños pueden hacerse realidad. Puede que esta fábula de autoafirmación tenga un punto indie un poco desgastado, pero no hay duda de que sabe tratar con respeto a sus protagonistas.
A favor: En todo momento, los personajes conservan intacta su dignidad.
En contra: Su estética anodina e impersonal.