Críticas
0,5
Pésima
Juego sucio

Como si el conflicto irlandés fuera un juego

por Rodolfo Sánchez

La paulatina pérdida de interés del cine de Jim McBride, a pesar de sus notables inicios y sus interesantes películas durante los ochenta, fue enorme.

Tanto que en 1997 dirigió Juego sucio, una obra que cuesta pensar que estuviera dirigida por alguien tan veterano como él dada la extrema falta de ambición en el plano formal y, sobre todo, de contenido. Porque a partir de la novela de Gerald Seymour, McBride, y su guionista, Nicholas Meyer, tenía un excelente material para trabajar el tema del conflicto irlandés. Pero todo acaba en una suerte de juerga entre colegas terroristas, policías simpáticos y traidores a su patria que no se entiende demasiado bien. El guion es malo y los actores no alcanzan a dar a sus personajes notoriedad y personalidad, pero es que su director se contenta con situar a cámara en algún lugar y poco más. Al final, daba igual que fueran terroristas, camellos o mafiosos, la cosa era dar forma a un thriller y punto, dejando de lado toda consideración política sobre la trama. Que la tiene, aunque sus responsables se alejan de ella para no mojarse en nada.

A favor: La banda sonora de The Pogues.

En contra: El resto.