Un policíaco sureño
por Rodolfo SánchezQue Bertrand Tavernier siempre ha estado unido al cine norteamericano clásico es algo conocido. Desde la teoría o la práctica, el cineasta francés siempre ha mirado a sus referencias para reformularlas, con mejores o peores resultados. Pero a lo largo de su dilatada y polifacética carrera nunca había dado el salto hacia Estados Unidos para dirigir hasta que en 2009 llevaría a la pantalla la novela de James Lee Burke a partir del guion de Jerry Kromolowski y Mary Olson-Kromolowski en En el centro de la tormenta, película de aliento noir en el que Tavernier trabaja todos los elementos del género para ubicar la acción en un sur norteamericano de paisajes y atmósferas enrarecidas, sofocantes, sucias. El cineasta francés es consciente de la necesidad de que el ambiente hable por sí mismo, que sea un personaje más.
Así, la narración de En el centro de la tormenta viene enriquecida por un trabajo visual por parte de Tavernier que acaba imponiéndose a la historia y, a la larga, la ahoga. En otras palabras, En el centro de la tormenta acaba siendo más una propuesta teórica que práctica: Tavernier demuestra conocer bien los elementos que debe trabajar y lo hace de manera personal, pero lo acaba haciendo todo demasiado evidente, lo cual ocasiona que En el centro de la tormenta evidencie mucho su estructura, su artefacto. Las excelentes interpretaciones de los actores ayudan a que la narración avance con más interés que el que transmite un guion francamente irregular. A pesar de todos los defectos de la película, En el centro de la tormenta resulta más fallida que mediocre. Tavernier lo ha intentado y no le ha salido, pero a estas alturas podía permitírselo.
A favor: El trabajo atmosférico de Tavernier.
En contra: Que todos los elementos que conforman la película están totalmente desequilibrados.