Críticas
3,0
Entretenida
Grind House: Planet Terror

Serie B de buena producción

por Israel Paredes

Quentin Tarantino y Robert Rodríguez crearon una película cada uno para dar forma a 'Grindhouse', emotivo homenaje de los directores a una época y a un cine que, además, entre sus películas, introdujeron una serie de trailers, dirigidos por gente como Rob Zombie y Eli Roth, para darle una mayor realidad a su proyecto. Tarantino rodó 'Death Proof', mientras que Rodríguez 'Planet Terror'. Aunque, curiosamente, 'Death Proof' sea francamente mejor película que 'Planet Terror', lo cierto es que esta se acerca más al espíritu que los dos directores quieren recrear, por lo que la aseveración anterior parece ponerse en tela de juicio en tanto a que el fin último tanto de una como de otra es parecerse lo máximo posible a esas películas a las que se remiten a modo de reconstrucción tanto nostálgica como, no nos engañemos, comercial.

La cuestión es, ¿qué sucede si a uno le importa absolutamente nada o más bien poca dicha referencialidad? ¿Qué queda? En el caso de Tarantino, una obra deudora de su trayectoria (aunque sea un título menor) pero con la impresión de estar ante un simple juguete, un homenaje sentido pero sin finalidad clara alguna. Mientras que en el caso de Rodríguez estamos ante una obra mucho más consecuente en relación con su carrera, mucho más afín a la estética y a los modos de producción de las películas que rememora, a través de una película que es imagen pura, narración sin sentido y sin pausa. Rodríguez lanza en 'Planet Terror' su idea de cine de consumo, de diversión, y lo hace desde una sinceridad que no es otra que su propio modo de enfrentarse al medio cinematográfico desde sus inicios. Evidentemente, debe interesar mucho ese tipo de cine para apreciarlo en su totalidad, pero lo cierto es que 'Planet Terror' funciona en varios niveles, aunque en ninguno de ellos sea lo suficientemente interesante como para poder aseverar que estamos ante algo más que un simple capricho de cineasta, un juguete interesante durante su visionado pero en el que apenas merece la pena detenerse.

En contra: Que uno no sabe bien qué ante qué está.