Críticas
1,0
Muy mala
Premonición

La muerte es algo muy serio

por Carlos Losilla

Quien piense que 'El árbol de la vida' es una película falsamente trascendentalista yescandalosamente new age debería ver esta adaptación de la novela de Guillaume Mussó "Etaprès...", filmada por un francés, en inglés, con el título original de 'Afterwards'. En efecto, estebaile de datos ya da una idea de lo que termina siendo el proyecto, un galimatías lanzadocontra el espectador a modo de proyectil, con formas voluntariosamente sofisticadas, sinduda dignas de mejor causa, y contenidos que no dejan espacio para un pensamiento más omenos racional, expulsado de la película a base de una inmisericorde acumulación de efectos yefectismos.

Dirigida por Gilles Burdos junto a su cómplice habitual, Michel Espinosa, Premonición pone enescena a un estrafalario personaje, interpretado por John Malkovich sin atisbo de ironía, queirrumpe en la vida de un exitoso abogado para ilustrarle sobre los misterios de la vida, o mejor,sobre la presencia de la muerte en la vida. Para no complicar más la cosa, diremos queMalkovich tiene el don de adivinar el fallecimiento de cualquier persona tiempo antes de quese produzca. Hasta aquí el asunto no sería en exceso preocupante, e incluso podría dar lugar auna película de género más o menos digna, en el caso de que Burdos se hubiera decantadoclaramente por ese camino. Los problemas llegan cuando vemos que no es así, y quePremonición intenta desplegar sus dudosos encantos en varias direcciones: por el film desuspense psicológico, claro está, pero también por la reflexión sobre el sentido de la vida, la fe,el más allá y algunas cosas más que –les confieso— he sido incapaz de asimilar en una solavisión. El prólogo, imbuido de una simbología ferozmente atropellada y filmado como unaapoteosis de los colores pastel y los destellos de la luz en al agua, ya debería bastar paradetectar la catadura del producto, pero el laberinto narrativo posterior aún resulta másexplícito en lo que se refiere a sus intenciones. Y cuando vemos que Burdos y suscolaboradores se toman realmente en serio su material, todo empieza a resultar más bienpreocupante.

Sin embargo, algo está muy claro: incluso el punto de partida más absurdo puede dar lugara una gran película. La clave está en el tratamiento, en el enfoque, de manera que 'Másallá de la vida', de Clint Eastwood, por mencionar un caso muy cercano al que nos ocupa,sería ininteligible sin la sensibilidad y el dominio de la imagen de su responsable. Allá dondeEastwood ve un personaje atormentado cuyos contactos con la muerte afectan negativamentea su relación con la vida, sin embargo, Burdos sitúa a una especie de ángel redentor engreídoy pagado de sí mismo, que trata al espectador con la misma displicencia que al abogado alque pretende ayudar. Y el salto de una situación a otra, de las dudas del protagonista al modoen que esa situación influye en su entorno, resulta injustificado en todos los casos, no tantoporque no creamos en lo que vemos como porque el ansia de Burdos por epatar hace que sedesentienda del conjunto en beneficio de una recopilación de escenas a cada cual más autista. Al final del camino, por supuesto, está la solución para todos nuestros problemas: ¡menos estrés y más espiritualidad, hombre!

Lo mejor: Que todo tiene un fin en esta vida, incluso esta película.

Lo peor: Esa solemnidad que no cesa.