Críticas
0,5
Pésima
Candyman 2

Nueva secuela innecesaria

por Rodolfo Sánchez

La trayectoria de Bill Condon resulta reveladora: comienza en 1987 con la interesante Hermanas, hermanas y continúa con varios títulos menores, todos ellos, thrillers o películas de intriga para, poco a poco, ir alejándose del género y adaptarse a diferentes encargos de distinta naturaleza. En 1995 se hace cargo de la dirección de Candyman, continuación obligada de unos de los hitos del terror de los últimos años que, evidentemente, debía tener una continuación. Supondrá la última obra de este primer Condon que, a partir de entonces, dirigirá películas como Dioses y monstruos o Dreamgirls.

Candyman 2 revela, o puede hacerlo, los motivos de ese cambio: Condon está totalmente incapacitado para trabajar el thriller y ya no digamos el terror. Esta secuela, tan innecesaria como mediocre, crea una suerte de trama que alterna géneros para al final acabar resolviendo la situación de la manera más tosca posible. Horrible en todo momento, no hace sino mostrar que su antecesora era mucho mejor película de lo que parece. ¿Por qué toda película de terror debe tener a la fuerza una continuación? O más…

A favor: Que hace mejor a Candyman.

En contra: Que es infumable de principio a fin.