Críticas
3,0
Entretenida
Tímidos anónimos

La vida es como una caja de bombones

por Gonzalo de Pedro

La culpa de todo la tiene Jean-Pierre Jeunet, podrían cantar hoy, año 2011, losmadrileños Def con Dos. El responsable de 'Amélie' (2001) supo ver en el inconsciente colectivo un ánimo propicio para su estética mágico- realista de nostalgia futurista, que convierte el presente en un pasado continuo. Su poesía del sentimiento popular y la emoción para todos, y la posibilidad de soñar y convertir las calles de las ciudades en escenarios de cuento, llegadas en el comienzo de un siglo quese aventuraba incierto, no solo arrasaron, sino que han terminado por convertirse en un lugar común de cierta comedia romántica, que vuelve periódicamente a esa estética de facsimil de cómic amarilleado en laboratorio.

El último en hacerlo ha sido Jean-Pierre Améris, con su comedia 'Tímidos anónimos', que en España se estrena casi con dos años de retraso. La historia de amor entre dos tímidos que trabajan en una fábrica de chocolates venida a menos se ajusta a la perfección a esa ética-estética de la redención al alcance de cualquiera (reescritura cinematográfica, y algo depurada, de los libros de autoayuda que prometen el éxito a través de la reafirmación personal). Améris abusa temáticamente de la metáfora del chocolate como vida, ya sabe: amargo y dulce al mismo tiempo, pero capaz de dar las mayores alegrías si se trata con detalle y amor, para una historia de amor entre dos nerds que, afortunadamente para el espectador, no serán capaces de superar su timidez como hubiera sido previsible.

Sería injusto sin embargo condenar la película sin atender a sus aspectos más sobresalientes: justamente la pareja protagonista. Bien es sabido que la comedia es una cuestión corporal, y son precisamente los cuerpos, y rostros, de los dos actores principales, quienes convierten, especialmente la primera mitad de la película, en un muy divertido trayecto por las fobias y filias de dos inadaptados sociales.

A favor: El magnífico trabajo cómico de la pareja protagonista, una lección de humorclásico.

En contra: Su evidente deuda con la estética Amélie