Una de las películas más absurdas jamás hechas
por Rodolfo SánchezLa carrera como director de Frank Marshall, anteriormente productor, comenzó con una simpática aunque insignificante película como Aracnofobia, continúo con la notable ¡Viven!, tras la cual vino una de las obras más delirante que la historia del cine ha entregado, Congo.
A partir de una novela de Michel Crichton, autor de best-seller muy cotizado en los noventa para ser llevado a la gran pantalla, moda que termino afortunadamente, Marshall dirigió esta película indefinible en su mezcla genérica en la que se dan la mano revuelvas africanas, diamantes con poderes, monos parlanchines… y un sinfín de cosas más todas juntas y revueltas para conformar una narración casi alucinógena que, mediada la misma, hace dudar al espectador de si está ante una película presumiblemente seria o ante una comedia enloquecida. Tal es el descontrol y el desconcierto que produce. Decir que, además, la dirección responde a los parámetros del cine comercial más plano es quizá lo mejor que se puede argumentar de este despropósito fílmico.
A favor: Si se toma a broma, asegura risas.
En contra: Si se toma en serio, produce estupor.