Vacaciones de lujo
por Diana AlbizuDurante la primera media hora de 'Monte Carlo' se presenta con reconocible esmero la situación de los personajes protagonistas para intentar lavar la imagen preconcebida que de las tres famosas actrices pueda tener el público juvenil que las sigue en sus series de televisión. Selena Gomez es Grace, una camarera recién graduada del instituto que ha soñado toda su vida con un viaje a París; Katie Cassidy es Emma, su mejor amiga cabeza loca; y Leighton Meester es su hermanastra Meg, la responsable y adulta del trío que, finalmente, terminará compartiendo viaje a la capital francesa. Los tópicos sobre el superficial y atolondrado turismo norteamericano en Europa que se ponen en juego durante el episodio parisino son lo mejor de un film que no oculta su vindicación del chick flick juvenil como vehículo para el lucimiento de sus estrellas postadolescentes.
El equívoco principal de confusión de identidades entre Grace y una rica heredera británica llamada Cordelia, que es lo que lleva a las tres amigas a embarcarse a un viaje a todo lujo hacia Monte Carlo, no resulta en absoluto original. Pero por lo menos es la excusa dramática que permite diferenciar ligeramente a 'Monte Carlo' de un capítulo al azar de 'Gossip Girl' o series similares con las que se ha forjado tanto el estrellato de las protagonistas de este tipo de producciones como el nicho de público adolescente y femenino al que buscan apelar. Con esas limitaciones, el trabajo de Thomas Bezucha tras la cámara no se puede reprochar; gracias a él la narración fluye y hace soportable la experiencia de ver a tres actrices adineradas comportarse como chicas humildes que descubren los placeres del lujo.
A favor: En sus mejores momentos toma la forma de un entretenimiento digno.
En contra: Superficialidad y moralina van de la mano.